Estados Unidos y Cuba han mantenido una difÃcil y compleja relación desde que la isla obtuvo su independencia de España hace más de 120 años.
A lo largo de todas estas décadas, la potencia del norte ha sido un actor determinante para lo que ocurre en la isla.
Tal vez su punto más álgido fue durante la Guerra FrÃa, cuando a cambio de la ayuda y protección soviética, La Habana se ofreció a Moscú como una cabeza de playa desde la cual misiles nucleares podÃan amenazar objetivos clave del sur del EE.UU., incluyendo la desembocadura del rÃo Misisipi, las principales instalaciones petroleras, asà como importantes puertos del paÃs.
Por su parte, Cuba ha sido uno de los paÃses de América Latina que más influye en la vida polÃtica de Estados Unidos.
La isla ha seguido siendo relevante aún después del fin de la Guerra FrÃa, cuando dejó de representar una amenaza de seguridad para su vecino del norte.
La desaparición de la Unión Soviética no trajo, como muchos esperaban, la caÃda del comunismo en Cuba y su retorno a la órbita de influencia estadounidense.
Tampoco se ha producido una normalización de las relaciones, similar a la que sà ha ocurrido, por ejemplo, entre Estados Unidos y Vietnam, que no solamente sigue siendo un paÃs comunista con un sistema de partido único como Cuba, sino que además libró una larga y sangrienta guerra contra Estados Unidos.
Pese a que la cercanÃa geográfica les impone numerosos retos comunes y al restablecimiento de las relaciones diplomáticas y el deshielo ocurrido entre los gobiernos de Barack Obama y Raúl Castro entre 2014 y 2017, Washington y La Habana no han logrado superar décadas de distanciamiento.
Estos son los 4 factores que han dificultado su reencuentro.
1. El peso de la historia y del nacionalismo
Aunque se implicó de forma tardÃa en la guerra de independencia de Cuba, Estados Unidos estableció la ocupación militar de la isla tras la derrota española en 1898.
El nacimiento formal de la República de Cuba no se producirÃa hasta 1902, con la entrada en vigor de una Constitución que, entre otras cosas, concedÃa a Estados Unidos el derecho de intervenir en la isla y el arrendamiento del territorio que aún hoy ocupa la base militar de Guantánamo.
Posteriormente hubo algunos cambios legales (asà como otras intervenciones militares de EE.UU.) pero, en general, Washington mantuvo un alto nivel de injerencia en la isla que marcó las relaciones bilaterales antes y después de la Revolución cubana.
"El dominio polÃtico y económico de Estados Unidos antes de 1959 era ofensivo para el nacionalismo cubano. De parte de EE.UU., la resistencia de Cuba a esta dominación, especialmente después de 1959 era inexplicable", le dice a BBC Mundo William LeoGrande, profesor de Gobierno en la Escuela de Asuntos Públicos de la American University.
"He leÃdo todos esos documentos del gobierno de Estados Unidos del periodo entre 1959 y 1961 y allà se percibe un sentimiento entre los funcionarios estadounidenses de que 'estos jóvenes radicales' les estaban quitando Cuba, era como si la isla fuera parte de EE.UU", agrega.
LeoGrande afirma que existen unos lazos emocionales muy complejos entre ambas culturas, que se conocen y se atraen mutuamente.
El experto considera que esos vÃnculos son una de las razones más profundas y persistentes por las cuales se ha hecho difÃcil establecer una relación más normal entre ambos paÃses.
Sobre la tesis según la cual Washington sigue resentido hacia La Habana por la "humillación" que significó la "pérdida" de Cuba y el establecimiento de un gobierno comunista apenas a 150 kilómetros de Florida, LeoGrande señala que este elemento puede haber jugado un papel, pero destaca que Vietnam propinó una "humillación" aún mayor a EE.UU., lo que no ha evitado un reencuentro entre ambos.
2. La Guerra FrÃa
La adopción de un sistema comunista de partido único y la alineación de La Habana con Moscú durante la Guerra FrÃa fueron durante décadas un importante obstáculo para la normalización de las relaciones con Washington.
"Estados Unidos vio como una traición que Cuba se pusiera del lado de la Unión Soviética, además de que al hacerlo se convirtió en una verdadera amenaza a la seguridad nacional estadounidense", señala LeoGrande, autor del libro Back Channel to Cuba, en el que recoge las iniciativas de diálogo con La Habana adelantadas -muchas veces en secreto- por los presidentes estadounidenses desde Dwight Eisenhower hasta Barack Obama.
En 1962, poco más de un año después de que Castro anunciara que Cuba serÃa un paÃs socialista, se produjo la crisis de los misiles, cuando las fuerzas soviéticas intentaron desplegar en la isla armas nucleares que estarÃan apuntando hacia Estados Unidos.
El episodio, considerado como el momento en el que el mundo ha estado más cerca de una guerra nuclear, produjo una grave crisis que se resolvió a través de negociaciones directas entre Washington y Moscú, en las cuales Estados Unidos renunció a ejecutar o apoyar cualquier intento de invadir la isla.
Cuba además albergó el centro radioelectrónico de Lourdes, considerado como la mayor instalación de espionaje de la Unión Soviética fuera de su territorio, que contaba con sofisticadas antenas y equipos de escucha usados para interceptar las comunicaciones estadounidenses entre 1964 y 2002.
3. Intereses económicos
Pese a las décadas de distanciamiento, la relación entre Washington y La Habana sigue enturbiada por disputas económicas sin resolver.
Durante los primeros años tras su llegada al poder, la Revolución cubana estatizó las propiedades de las empresas estadounidenses en Cuba.
Las primeras expropiaciones se produjeron en 1959, cuando a través de una reforma agraria fueron confiscadas tierras propiedad de empresas estadounidenses.
En los meses siguientes, se verÃan también afectados los bienes de numerosas empresas como la CompañÃa Cubana de Teléfonos, que era propiedad de la estadounidense ITT.
Entonces, Washington protestó infructuosamente arguyendo que propiedades de empresas estadounidenses valoradas en centenares de millones de dólares estaban siendo confiscadas de forma arbitraria. Pero las cosas irÃan a peor.
El 24 de junio de 1960, Fidel Castro advirtió que si Estados Unidos reducÃa la cuota para la importación de azúcar de Cuba, su gobierno podrÃa confiscar los bienes de las compañÃas estadounidenses de forma proporcional.
"Nosotros podemos perder nuestra cuota de azúcar y ellos pueden perder sus inversiones", dijo el mandatario, destacando que los estadounidenses tenÃan unos US$800 millones invertidos en la isla.
El 29 de junio de 1960 fue expropiada la refinerÃa de la petrolera estadounidense Texaco en Santiago de Cuba bajo el argumento de que se negaba a procesar petróleo procedente de la Unión Soviética.
La empresa reclamaba que el gobierno cubano no habÃa entregado las divisas para pagar por importaciones de crudo previas.
Las otras refinerÃas existentes en el paÃs correrÃan el mismo destino.
El Departamento de Justicia de EE.UU. recogió las reclamaciones de los ciudadanos y empresas de ese paÃs que fueron afectados por las expropiaciones y estatizaciones ejecutadas por el gobierno cubano desde 1959. Tras analizar 8.821 de ellas, se consideró que eran válidas 5.913, por un valor estimado de US$1.902 millones.
La Ley Helms-Burton, de 1996, establece como requisito para iniciar el levantamiento del embargo económico contra Cuba que el gobierno de la isla comience a tomar los pasos requeridos para devolver esos bienes expropiados o para pagar las compensaciones correspondientes.
Por su parte, las autoridades cubanas han denunciado que el embargo (al que denominan bloqueo) ha costado a la isla unos US$144.413,7 millones a lo largo de las últimas seis décadas y han dicho que la normalización de las relaciones no será posible hasta tanto estas sanciones no sean eliminadas.
Estas diferencias por temas económicos son, en opinión de LeoGrande, obstáculos que se pueden superar si ambos paÃses deciden normalizar sus relaciones.
4. El poder del exilio cubano
La emigración masiva de cubanos hacia el sur de Florida convirtió el tema de las relaciones con la isla en un asunto de polÃtica interna en Estados Unidos.
Según estimaciones del Centro de Investigaciones Pew, para 2017 habÃa unos 2,3 millones de personas de origen cubano en Estados Unidos, lo que los convertÃa en la tercera mayor comunidad hispana en ese paÃs, solamente superados por mexicanos y puertorriqueños.
El llamado "lobby cubano", conformado por un amplio y variado grupo de personalidades e instituciones no gubernamentales, es considerado como el motor detrás de la creación de Radio y TV MartÃ, asà como de la Ley Helms-Burton, que endureció las condiciones para el levantamiento del embargo al establecer que debe contar con la aprobación del Congreso estadounidense.
"Después del final de la Guerra FrÃa, ya Cuba no significaba un problema importante de polÃtica exterior para Estados Unidos, pero para entonces ya la comunidad cubanoestadounidense se habÃa vuelto muy poderosa en términos polÃticos", explica William LeoGrande.
Este poder se expresa en su capacidad para insertar los temas de su interés en la agenda nacional de EE.UU., pero también en su capacidad para ocupar cargos en las instituciones.
De esta forma, por ejemplo, en el Congreso actual hay 11 legisladores de origen cubano, mientras que solamente hay 15 congresistas de origen mexicano, pese a que esa comunidad suma más de 36 millones de personas en EE.UU.
LeoGrande explica que hasta la década de 1980, los emigrantes cubanos se consideraban a sà mismos básicamente como exiliados que pensaban volver a Cuba en cuanto cayera el gobierno de Castro, pero que -al darse cuenta de que eso no iba a ocurrir pronto- comenzaron a concentrarse en participar en la polÃtica estadounidense.
"Desde entonces, ellos juegan un gran papel en determinar la polÃtica de EE.UU. hacia Cuba, debido a que son un bloque de votantes significativo, concentrado geográficamente en Florida, que es un estado que tiene un peso decisivo en las elecciones", señala el experto.
De acuerdo con el Centro de Investigaciones Pew, 66% de los ciudadanos de origen cubano en EE.UU. residen en Florida.
Aunque tardó en incorporarse a las instituciones, la comunidad inmigrante cubana fue muy activa desde el principio y algunos de sus miembros llegaron a protagonizar numerosas, y en ocasiones polémicas, iniciativas como la fallida invasión de BahÃa de Cochinos, en abril de 1961.
En las décadas siguientes, La Habana acusó a algunos de estos emigrantes de organizar actividades "terroristas" como la voladura en 1976 de una nave de Cubana de Aviación con 73 personas a bordo o la serie de explosiones ocurridas en hoteles de La Habana en 1997, en las que falleció un turista italiano.
A inicios de esa década, un grupo de exiliados formó la organización Hermanos al Rescate que sobrevolaba con avionetas el estrecho de Florida para ayudar a balseros cubanos que intentaban llegar a Estados Unidos. En 1996, dos de estas aeronaves fueron derribadas por aviones de guerra cubanos.
La Habana dijo que las avionetas habÃan violado su espacio aéreo, algo que EE.UU. negó. En cualquier caso, el incidente causó una grave crisis bilateral que derivó en la aprobación de la Ley Helms-Burton, que también contó con el impulso de los cubanoestadounidenses.
La participación electoral ha permitido a esta comunidad inmigrante ejercer cierta influencia en la definición de las polÃticas ante Cuba.
AsÃ, LeoGrande destaca que no ha sido posible lograr la normalización de las relaciones con la isla pese a que desde hace años las encuestas indican que los ciudadanos que no son cubanoestadounidenses favorecen esa idea.
"El problema polÃtico reside en que aunque la mayorÃa de los estadounidenses apoya la normalización con Cuba, este no es un tema importante para ellos, no es un asunto que les lleve a decidir su voto; mientras que para los cubanoestadounidenses sà lo es", señala.
"Entonces, para un polÃtico que sabe que los partidarios del acercamiento a Cuba no le van a votar por ello, mientras que los que se oponen sà van a votar en su contra, quedan claros los incentivos", agrega LeoGrande, quien considera al "lobby cubano" como uno de los principales obstáculos actuales para la normalización de las relaciones bilaterales.
Pese a estas dificultades, el experto es partidario del acercamiento entre ambos paÃses cuya proximidad geográfica -destaca- genera muchos retos comunes.
"Hay muchos temas en los que Cuba y Estados Unidos tienen intereses compartidos -como la inmigración, el combate al narcotráfico o la protección al medio ambiente- a los que podrÃan dar mejor respuesta si se hablaran y reconciliaran, pero la hostilidad bilateral bloquea la posibilidad de progresar en esos temas", concluye.