El lenguaje de la piel a través de la pincelada de Germán Gedovius

Foto: Cortesía

Germán Gedovius fue el artista moderno mexicano que mediante su obra nos invita a mirar y contemplar lo sublime y sagrado del cuerpo humano al desnudo. En donde podemos establecer un dialogo con la piel y la sensualidad a través de las pinceladas y el color.  Gedovius un tanto olvidado por la Academia y aún más por su mismo pueblo que no conoce la genialidad artística del gran maestro mexicano del dibujo natural y el retrato de la pintura decimonónica.

Los datos históricos en torno a su biografía no son muy precisos, se conocen dos versiones sobre el lugar y la fecha de su nacimiento, el 1 de mayo de 1866 en San Luis Potosí y en el año de 1867 en la Ciudad de México. Además, Gedovius padeció sordera desde pequeño, aunque esta discapacidad no fue un límite para el temprano talento pictórico que demostró.  A la edad de 17 años ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes, su estancia en la Academia fue un periodo breve, alrededor de 5 de meses, por consiguiente, fue alumno de José Salomé Pina y Rafael Flores.

Gedovius viajó a Europa para recibir un tratamiento médico y continuar con su formación profesional en el ámbito artístico, es por ello, que no fue un hijo de la Academia de San Carlos como sus contemporáneos y dentro del mercado nacional era muy desconocido.

El retorno a México significó para su trayectoria pictórica la consolidación del tratamiento del color como una insignia de su obra, el manejo libre de éste era su sello artístico, de ahí que fue llamado como el mejor colorista de México. Además, fue maestro de grandes artistas como Saturnino Herrán, Ángel Zárraga, Diego Rivera, María Izquierdo, entre otros.

El desarrollo de su producción pictórica tuvo un gran interés por el naturalismo y el retrato finisecular, sin embargo, su mirada estética fue directa, sensual y moderna. La gran capacidad de interpretación y su paleta llena de colores demuestran su espíritu romántico y transgresor a los lenguajes plásticos de su época.

foto 1Su pincelada libre y franca nos recuerda lo profano y sagrado del cuerpo entregado al arte como lo podemos observar y experimentar en el Desnudo Barroco, obra firmada en 1920.

Un desnudo artístico con tonos cálidos y con una composición armónica, el dibujo es una extraordinaria muestra de talento natural, sin embargo, la pintura en algunos detalles nos recuerda la primera ilusión de la mirada y lo fugaz de ésta.

foto 2El velo que cubre a la modelo acentúa su sensualidad y su misterio que entrega al espectador cuando traduce los discursos de la piel mediante el color.

Es importante, educar nuestra mirada para poder experimentar el detalle pictórico y así reconocer, con un especial interés, el tratamiento plástico de las rosas que decoran la silueta de la musa, éstas se pueden sentir y hasta oler debido a la franqueza de la pincelada que rompe con el paradigma romántico y desborda sensualidad y modernidad. 

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Desnudo Barroco, 1920, Gedovius Germán. MUNAL, fotografía propia.

La obra de Gedovius cumple con una función educativa- artística para entender nuestra historia y retomar con firmeza los discursos de la belleza y humanidad que en tiempos caóticos son necesarios para soslayar los momentos difíciles y aprender a mirar la vida desde el detalle, hasta la diversidad de los tonos de las vivencias cotidianas completas de encanto y magia.

Es menester recordar a México y a sus grandes pintores que hicieron del arte un medio de libertad, historia e identidad. La historia nos juzgará si olvidamos al gran maestro del modernismo mexicano, al mejor colorista de México llamado Germán Gedovius.