El 26 de agosto de 1899 nació en la ciudad de Oaxaca de Juárez, Rufino Tamayo, el artista que mediante su obra artística promovió discursos de humanidad y libertad.
Para entender su propuesta plástica moderna debemos considerar dos aspectos: en primer lugar, su biografía y sus vivencias en Oaxaca y la Ciudad de México y, por otro lado, el contexto histórico de la pintura a mediados del siglo XX.
Rufino Tamayo vivió durante su infancia dentro de un ambiente característico de la clase media y quedó huérfano a temprana edad, por lo que, tuvo que emigrar con sus tíos a la Ciudad de México, este acontecimiento significó la consolidación de su carrera como pintor y con ello, la búsqueda de lo mexicano a través del color y la libertad artística.
Durante su estancia en la Ciudad de México y la rutina generada por la vida laboral de unos tíos comerciantes en el mercado de la Merced, Rufino Tamayo generó una gran atracción hacia el colorido de las frutas, en ellas encontró una mirada de lo nacional a través de la filosofía del color y la textura.
El segundo aspecto para comprender su obra reside en el análisis del contexto histórico de la actividad artística y pictórica de México a mediados del siglo XX. Ya que el Estado mediante el financiamiento de políticas destinadas a la promoción de los valores de la historia política a través de actividades culturales y artísticas encontró en la Escuela de Pintura Mexicana y en el trabajo muralista de los tres grandes; Siqueiros, Orozco y Rivera, una fuerte herramienta para legitimar su proyecto ideológico e histórico del proyecto constitucional de 1917.
El otro grande paradigma estético dentro de la plástica moderna fue formulada y consolidada por Rufino Tamayo. Su obra se alejó de la propaganda estatal y se concentró en una mirada humana y en los leguajes universales del arte desprovisto de una función política. Su obra estuvo acompañada de motivos estéticos y plásticos generados por el espíritu de la creación humana, el espíritu de la libertad y la belleza.
La técnica y temática de su propuesta artística fueron diversas, pero encontró un gran refugio en el lenguaje abstracto, en la consciencia del color y la textura, fue en estos aspectos donde Rufino Tamayo intentó acentuar y proyectar el tema en torno a lo mexicano alejado del discurso político oficialista del Estado.
El impacto del color, la espiritualidad dentro del dibujo, la reflexión del universo, la perspectiva y armonía de la distribución, la interiorización de los materiales y las reminiscencias del arte prehispánico son algunos ejes de análisis para aprender a mirar la herencia pictórica de Rufino Tamayo.
Tamayo fue el coleccionista, activista y pintor que buscó la libertad a través de una vida dedicada al arte y a la educación donde promovió la inspiración y la creación artística destinada a encontrar lenguajes universales y que a través de su diversa producción plástica revolucionó el arte mexicano moderno.