Por: Cortesía

Adictiva y poco sana: Comer comida chatarra y comparte características con fumar

Porque es tan adictiva como el cigarro, según afirma un estudio reciente.

Aunque sabemos que no es del todo saludable, los seres humanos amamos comer comida chatarra, sin importar su presentación: pizza, galletas, pasteles, dulces, chocolates, helado, papas fritas, refrescos. Pero ¿por qué los alimentos ultraprocesados son tan irresistibles? La razón podría estar en sus componentes, cuyos efectos son similares a los que causan la adicción al tabaco.

¿Qué tan adictivo es comer comida chatarra?

Según un estudio realizado por el Laboratorio de Tratamiento y Ciencia de Alimentos y Adicciones de la Universidad de Michigan, ciertos componentes de los alimentos chatarra pueden ser tan adictivos como el cigarro.

Al igual que el tabaco, ingredientes básicos de la comida ultraprocesada como las grasas y los carbohidratos refinados alteran la mente y generan reacciones que solemos relacionar con el placer, las recompensas y la felicidad.

Esto hace que su consumo se incremente casi por necesidad y que sea muy complicado dejarlos de golpe. De hecho, el impulso irresistible generado por la comida chatarra y el cigarro es tal en el cerebro que reducir su ingesta al mínimo puede afectar nuestras emociones súbitamente.

¿Cuáles son los riesgos de comer comida chatarra?

De acuerdo con métricas internacionales, el consumo de alimentos ultraprocesados está intrínsecamente relacionado con la mayoría de los casos de diabetes, hipertensión, obesidad y otras enfermedades que empeoran la calidad de vida de las personas.

Al ubicarse sus propiedades adictivas, el consumo de comida chatarra podría convertirse en una grave amenaza a la salud pública. Por ello, los especialistas encargados del estudio se inclinan por su regulación.

“Existe una diferencia importante entre el tabaco y los alimentos ultraprocesados. Todos tenemos que comer. Nadie puede optar por no participar. Al igual que en el caso de los productos de tabaco, es probable que se requiera una regulación de la industria para reducir la popularidad de los alimentos y los problemas de salud que los acompañan”, dijo la profesora Ashley Gearhardt a The Conversation.

MUY INTERESANTE.

 

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