Por: Cortesía

El final trágico de todas las amantes de Vicent Van Gogh

Mayores e inaccesibles para él, las amantes de Vincent van Gogh tuvieron finales trágicos (y no siempre por su culpa). Éstas son sus historias.

Vincent van Gogh no era ningún extraño a los burdeles. Por el contrario, muchas de sus amantes ocasionales fueron prostitutas que visitaba con cierta frecuencia. A veces en la provincia francesa; otras, en los Países Bajos. Entre arranques de ira y una estabilidad emocional que flaqueaba, tuvo varios encuentros violentos con las mujeres que le fueron cercanas a nivel erótico.

Además de estos encuentros ocasionales, Vincent van Gogh tuvo algunas amantes que impactaron su desarrollo artístico y personal. Sabemos de ellas por las cartas que escribió a su hermano, Theo van Gogh, y por los retratos que se conservan de estas mujeres. De orígenes y perfiles diferentes, la historia de amor que compartieron terminó casi providencialmente en fracasos y tragedias. Éstas son sus historias.

3 desaires y un artista enamorado

Vincent van Gogh nació en el seno de una familia conservadora. Su padre fue un ministro religioso, que le inculcó una cultura de restricción a la sexualidad. No sólo eso: le enseñó que el respeto a las mujeres sólo podría otorgarse si eran castas. Sin embargo, por sus necesidades y anhelos personales, el artista ‘osciló en los dos extremos de la recta’, como lo escribe Zuzanna Stańska, editoria general de Daily Art Magazine:

A lo largo de su vida osciló entre su respeto por la mujer como criatura casta e inalcanzable y su necesidad de intimidad con mujeres que consideraba inadecuadas. En la mayoría de los casos, las mujeres de las que se enamoró eran mucho mayores que él”.

Por ello también, explica la historiadora del arte, muchas veces en lugar de amantes, Vincent van Gogh tuvo musas. En su juventud, sin embargo, sí intentó casarse en 3 ocasiones. En orden de aparición, las mujeres a quienes les propuso matrimonio fueron Caroline Haanebeek en 1872, Eugénie Loyer en 1873, y finalmente, Kee Vos-Stricker en 1882. Todas, sin excepción, lo desairaron.

Todas estas propuestas fallidas empezaron cuando Van Gogh tenía 19 años. Una tras otra, las mujeres a quienes les pidió la mano decidieron buscar a un ‘hombre mejor’, que pudiera darles la vida que ellas esperaban. Joven, desarreglado y con escasos trabajos estables, el artista tal vez no era la mejor apuesta en ese terreno.

Mujeres mayores

Con estas primeras experiencias dolorosas, Van Gogh se limitó a tener amantes mucho mayores que él. A veces por una década; otras, por varias. Lo que es más: eran mujeres que su padre nunca hubiera aprobado, ya que venían de los barrios más bajos de los pueblos en donde vivió por años.

En una carta a su hermano Theo, el artista las describió como sigue: “[…] esas mujeres a las que los clérigos maldicen y desde el púlpito desprecian y condenan con altanería”. Naturalmente, se refería a las prostitutas. Una de las relaciones más ‘serias’ que tuvo fue con Clasina “Sien” Maria Hoornik, una trabajadora sexual que quedó embarazada. Su familia nunca aceptó la unión, así que mantuvieron su amorío en secreto por más de año y medio.

Por cuestiones económicas, la relación fracasó poco tiempo después. Por falta de dinero, Van Gogh tuvo que renunciar a sus amantes francesas y regresó a su natal Nuenen, para vivir en casa de sus padres nuevamente. Al llegar, se enamoró de la hija de su vecina, Margot. Además de ser 10 años mayor que él, nunca mostró interés ni en su obra ni en él.

Sin embargo, tuvieron algunos encuentros cercanos. Así como Van Gogh, ella sufría de ataques de pánico y alteraciones emocionales severas. En septiembre de 1884, intentó suicidarse con veneno. Van Gogh estuvo ahí para obligarla a escupirlo y visitar al médico. Naturalmente, la relación no soportó mucho tiempo más.

La última de las amantes de Van Gogh

Entre relaciones más ‘serias’, Van Gogh nunca dejó de visitar los burdeles y prostíbulos que le quedaban más cerca. Ahí, también, desarrolló algunos de los retratos que se conservan hasta la actualidad. Tal fue el caso de la última mujer de la que se enamoró en su vida, Agostina Segatori. Dueña de un café parisino, ya había sido modelo para otros artistas contemporáneos suyos. Entre los más renombrados, destacan Jean-Baptiste Corot, Eugène Delacroix y el impresionista Édouard Manet.

Tras haber modelado frente a estos pintores, Vincent Van Gogh figuraba como uno de los menos importantes. Sin embargo, la mujer estaba demasiado ocupada en la administración del Café Tambourin como para hacerle caso. Ocasionalmente, según se rescata de algunas cartas que intercambió con Paul Gauguin, Segatori le regaló la comida mientras él pintaba.

Después de este último desaire, Van Gogh decidió mudarse a su casa amarilla, en la provincia francesa. Ése fue su destino final. En 1890, en el pueblo de Auvers-sur-Oise, el artista daría sus últimos suspiros después de recibir un balazo en el estómago. Murió dos días después del accidente.

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