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La música reduce la ansiedad en las UCI

Lo demuestra un estudio de la Sociedad Estadounidense de Hipertensión del que se hace eco Sanitas, sociedad que ha creado una playlist para mantener el optimismo en los hospitales o en casa

Está demostrado científicamente: escuchar canciones o piezas musicales que traen buenos recuerdos y sensaciones a las personas ingresadas en una UCI ayuda a reducir los niveles de ansiedad durante su estancia en un hospital. Y eso, en esta segunda oleada de COVID-19, puede ser una enorme ayuda para los pacientes y los sanitarios. Así lo asegura una investigación de la Sociedad Estadounidense de Hipertensión, en Nueva Orleans, que ha descubierto que escuchar treinta minutos de música clásica es suficiente para reducir significativamente la presión arterial alta.

La música también ejerce otros beneficios en la salud de las personas y, de hecho, la musicoterapia se utiliza ampliamente tanto en residencias de personas mayores como en centros escolares, siendo una de las herramientas también más utilizadas con personas con capacidades diversas porque fomenta la sensación de bienestar físico y psíquico en todas las etapas de la vida.

En este sentido, Grecia de Jesús, psicóloga de Blua de Sanitas explica que la música puede repercutir asimismo en la autoestima personal y en la concepción que tenemos de nosotros mismos siempre y cuando, eso sí, haya una intencionalidad. «No se trata de escuchar música por escucharla, sino de decidir qué melodía o canción es la más adecuada para nosotros en cada momento. Por ejemplo, si nos encontramos en episodios de estrés, escuchar una pieza clásica musical puede calmarnos y disminuir los niveles de ansiedad en nuestro organismo».

De igual manera, escuchar una canción que nos evoque buenas vibraciones y energía a primera hora de la mañana, puede ser definitorio para el día que vamos a tener por delante. «La autoestima se basa en el concepto que tenemos de nosotros mismos, pero en esa autopercepción influyen muchos factores como las creencias y los pensamientos propios, pero también los ajenos, por lo que la música, un factor claramente externo y vinculado a las emociones, también tiene efectos sobre lo que pensamos acerca de nuestra persona», argumenta Grecia de Jesús. Además, «el ser capaz de hacer un buen ejercicio de instrospección para escuchar nuestras necesidades en ese momento y elegir una canción acorde a nuestro estado anímico, es un indicativo de inteligencia emocional y nos aporta autocuidado, fomentando así, de nuevo la autoestima».

El neurólogo Anthony Smith, en su libro «La mente», incidía en que la música puede «modificar el metabolismo del organismo, alterar la energía muscular o acelerar la frecuencia respiratoria». Todos estos efectos meramente físicos tienen, sin embargo, consecuencias a nivel emocional, por lo que la música también se ha revelado como una excelente herramienta para paliar las interpretaciones negativas que hacemos sobre nosotros mismos cuando sentimos las inseguridades o miedos que pueden hacernos caer en una baja autoestima. Ante ello, Grecia de Jesús recomienda, además de no ser tan autoexigentes y practicar la autocompasión, acudir a la música para rememorar sensaciones placenteras o potenciar mensajes positivos a través de las letras de las canciones.

Sanitas, que recientemente ha presentado «Mente Sana» como complemento para cuidar de la salud emocional con programas centrados, entre otros, en el bienestar individual, ha elaborado una lista de canciones llamada «Good Vibes» que te ayudará a tener un día lleno de optimismo y vitalidad. Mente Sana incorpora todas las ventajas digitales con las que cuenta la compañía como videoconsulta con especialistas y urgencias 24 horas, planes de salud personalizados y exclusivos, envío de medicamentos, o fisioterapeuta a domicilio.

La canción medicinal

El año pasado, un estudio realizado por investigadores estadounidenses demostró que escuchar la que los neurocientíficos consideran «canción más relajante del mundo» antes de una operación tiene el mismo efecto calmante que tomar un ansiolítico. Los pacientes sometidos a la investigación de la Universidad de Pensilvania se dividieron en dos. Mientras estaban recibiendo la anestesia para dormir una parte de su cuerpo antes de la cirugía, a uno de los grupos se les suministró midazolam (una benzodiazepina usada como ansiolítico, mientras que el otro escuchaba tres minutos el tema «Weightless», de Marconi Union. La canción es tan efectiva que hasta se considera peligroso escucharla mientras se está conduciendo. De acuerdo con Mindlab International, el grupo que ha realizado la investigación, el poder del single del grupo británico es mucho mayor que todas las canciones que se han probado hasta el momento.

El estudio, que se publicó en el BMJ Journal, muestra que reduce la ansiedad en un 65 por ciento y los niveles fisiológicos habituales en reposo, un 53 por ciento. Unos porcentajes muy similares a los obtenidos por el ansiolítico. El citado grupo británico escribió el tema en 2012 específicamente para reducir la ansiedad, la presión arterial y el ritmo cardíaco. Para completar la misión de crear este tema con éxito, incorporaron varias teorías científicas y trabajaron con terapeutas durante su proceso de grabación. En «Weightless» aparecen suaves melodías creadas por sintetizador, así como partes instrumentales compuestas con piano.

Conciertos saludables

Cuando podamos volver a asistir a conciertos, también notaremos algo en nuestros cuerpos. Y es que vivir una actuación en vivo es bueno para la salud, tiene efectos de bienestar personal más potentes que el yoga y aumenta la esperanza de vida en varios años. Esas son algunas de las conclusiones del estudio conducido por el pabellón O2 de Londres con Patrick Fagan, conferencista de la Goldsmith University y experto en ciencia del comportamiento. Según dicho estudio, veinte minutos en un concierto pueden llevar a «un aumento del 21 por ciento en la sensación de bienestar». Una cifra superior al yoga, que provoca una subida del 10 por ciento o incluso pasear a tu perro, que la incrementa un 7 por ciento.

La investigación académica adicional vincula directamente los altos niveles de bienestar con un aumento de la vida útil de nueve años, que apunta a un vínculo directo entre asistir a conciertos y la longevidad«, destaca el estudio. Asimismo, en sus conclusiones se asegura que ir de concierto cada dos semanas puede aumentar hasta nueve años la esperanza de vida de un amante de la música en vivo, debido a las buenas sensaciones que genera la experiencia colectiva y artística.

Para llegar a estas conclusiones se realizaron pruebas psicométricas y de frecuencia cardíaca mientras los sujetos realizaban diferentes actividades. Al ver música en vivo, los sentimientos de autoestima y el hecho de estar cerca de los demás mejoraron en un 25 por ciento, mientras que la estimulación mental fue la más afectada con una mejora del 75 por ciento. «Combinando todos nuestros hallazgos con la investigación del O2, llegamos a la prescripción de un concierto cada quince días podría allanar el camino para tener casi una década más de vida», sentencia Fagan.

ABC.

 

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