Encuesta cuatrienal del Ministerio. Lectura, cine, teatro, arte... Todos los indicadores dan mejores resultados femeninos que masculinos. Aumenta el consumo de cultura y bajan el de televisión y la piratería.
Las mujeres leen más libros, van a más conciertos y a más obras de teatros y frecuentan más el cine y las salas de exposiciones. A los hombres, en cambio, les encanta toda la cultura y la información que les llega a través de cacharros. Tocan instrumentos musicales, compran videojuegos, hacen fotografía y están pendientes de las noticias en sus pantallas. También les gustan más los toros e ir a ver monumentos y yacimientos arqueológicos.
Si no hubiera estadísticas que las avalaran, frases como las anteriores sonarían un poco embarazosas en 2019. Pero resulta que esta vez hay números: según la Encuesta de hábitos y prácticas culturales en España que elabora el Ministerio de Cultura y Deportes cada cuatro años, las mujeres puntúan más alto en casi todos los índices de consumo de cultura. Leen más libros: el 69,2% de las mujeres habían leído durante el último año y el 60,4%, durante el último trimestre. En los hombres, los porcentajes bajan al 62,0% y el 52,1% respectivamente. También entre los lectores frecuentes son un poco más intensas las mujeres: ellas leen 4,8 libros al trimestre; ellos, 4,7.
Y hay más: el 16,5% de las mujeres dicen tener más de 200 libros en en casa.Entre los hombres, el porcentaje baja al 15,1%. El 9,2% de las mujeres y el 8,1% de los hombres escriben. También van más a las bibliotecas y asisten a más clubs de lectura. Conclusiones parecidas se obtienen en cualquier otra categoría analizada por el estudio.
¿Por qué esta demanda? En el caso de la literatura, la alta demanda femenina es un fenómeno antiguo que tiene que ver, entre otras cosas, con estereotipos del siglo XIX aún vigentes.Por ejemplo, el de la musa pasiva al estilo Emma Bovary que encuentra en los libros una manera de socializar y de construirse su identidad. La idea procede de Las buenas chicas no leen novelas, un ensayo de la italiana Francesca Serra (Península), que explicaba que la industria editorial ha perpetuado ese molde a través de una gran oferta de literatura de entretenimiento enfocada en lo que se supone que atrae a las mujeres.
El sesgo entre hombres y mujeres no es el único relevante dentro de la Encuesta de hábitos y prácticas culturales en España. Otros cortes son obvios (las personas con estudios superiores consumen más cultura) o casi obvios (los menores de 25 años y los mayores de 45 son los más activos). Otra variable, nueva e interesante, relaciona el recuerdo de haber tenido una vida cultural activa en la infancia con los hábitos adultos.
Así, el 85,6% de los españoles que han leído algún libro por ocio durante el último año fueron lectores infantiles. La misma estadística para los asistentes a espectáculos: el 64,4% de los asistentes a conciertos o teatros recuerdan haber ido con sus padres en su infancia.
Los responsables de la Encuesta de hábitos y prácticas culturales en España también han abierto una vía de investigación orientada a descubrir qué porcentaje de españoles participan de la vida cultural en su conjunto. Algunos datos: el 85,9% de las personas que asistieron a museos o galerías de arte son lectores, 20 puntos más que en el conjunto de la población y el 6,4% de ellos también fueron a la ópera (frente a un 3,3% del total de la población). Datos similares se cruzan entre todos los hábitos culturales: ir al cine, escuchar música, ir a espectáculos de danza...
La Encuesta de hábitos y prácticas culturales en España es el esfuerzo más ambicioso por conocer la relación de los españoles con la cultura.Se realiza cada cuatro años en el marco del Plan Estadístico Nacional y este año ha requerido 16.000 entrevistas a personas de más de 15 años que se desarrollaron entre el verano del año pasado y la primavera de 2019.
La edición de este año se puede leer también en relación con las de 2015 y 2011. Hace ocho años, la Encuesta retrató el desplome del consumo de cultura en los años más pesimistas de la crisis económica.En 2015, los índices de consumo cultura remontaron con intensidad. En 2019, el resumen es la consolidación del incremento. Suben los índices de lectura, el interés por las artes escénicas y por el arte, la asistencia al cine, la compra de videojuegos y la demanda de información... Sólo hay casos sueltos de pérdida de demanda: el circo y la zarzuela.
Última pregunta: ¿se pueden comparar estos datos con los de otros países europeos? No.Todos los países hacen estudios parecidos pero nadie en la Unión Europea se ha preocupado por hacerlos homologables.
EL MUNDO.