Por: Cortesía

Los cuatro beneficios del silencio y su poder en las relaciones, según Harvard

Guardar silencio es fundamental no solo para una comunicación efectiva, sino también para el sosiego de la mente.

El silencio tiene algunos beneficios, ya que, numerosas investigaciones científicas respaldan que estar en un ambiente calmo puede:

  • reducir el estrés
  • mejorar la calidad del sueño
  • fomentar la creatividad y la atención
  • aumentar la productividad

Pero ¿cómo afecta el silencio a las relaciones que tenemos con los demás?

Según los expertos, en determinadas situaciones, las pausas de silencio pueden permitir una comunicación más efectiva y es porque, esos silencios pueden ser utilizados para procesar información y emociones, y, por lo tanto, mejorar la calidad de la comunicación. Sin embargo, todos tenemos peculiaridades comunicativas diferentes: cuánto tiempo esperamos antes de intervenir en una conversación, si pensamos en voz alta o procesamos la información internamente o si tendemos a dominar las conversaciones o somos más de escuchar.

Estas cosas no son buenas ni malas, pero afectan a nuestra forma de conectar con los demás, según Sheila Heen, catedrática en la Facultad de Derecho de Harvard, especializada en relaciones sociales, quien además señaló que estas características dependen en gran medida de nuestra personalidad, preferencias, cultura y dinámica de poder.

Por ejemplo, en un momento acalorado de discusión, cuando intentamos que nos entiendan, tendemos a tratar de explicar o repetir por qué tenemos razón. En este caso, el mero hecho de prestar atención a estas diferencias puede ayudarnos a detectar las pequeñas fricciones antes de que se conviertan en un conflicto, sostiene la investigadora.

El silencio, una herramienta poderosa

La experta indicó que el silencio puede ser una herramienta poderosa porque permite a todos los participantes de una conversación procesar lo que está ocurriendo. “El silencio nos permite intentar comprender lo que está ocurriendo en nuestro interior y en el de los demás. Esa pausa puede hacernos reflexionar: ¿Realmente quiero soltar lo primero que estoy pensando, o bien tomarme un minuto para considerar sus posibles consecuencias?”, dijo.

Por otro lado, cuando practicamos el silencio, estamos mejorando nuestra capacidad para escuchar. Muchas veces, las personas solo esperan su turno para hablar en lugar de realmente escuchar lo que la otra persona está diciendo. Pero según los expertos, al estar en silencio y escuchar atentamente, mostramos interés genuino en la otra persona, algo que fortalece la conexión. A su vez, en numerosas ocasiones, los malentendidos en las relaciones ocurren debido a una comunicación insuficiente o incorrecta. El silencio puede ofrecer espacio para procesar la información y formular respuestas claras, lo que puede reducir los malentendidos.

Asimismo, en algunas situaciones, especialmente durante momentos de tristeza o dolor, estar en silencio con alguien puede proporcionar consuelo. Por eso, no todas las situaciones requieren palabras; a veces, simplemente estar presente en silencio puede transmitir apoyo y amor. Por otra parte, al estar callados y escuchar con atención, podemos ponernos en el lugar del otro y entender mejor sus sentimientos y perspectivas, que se entiende como un acto de empatía.

También en las relaciones con nuestros lazos más cercanos, compartir silencios puede ser una muestra de intimidad y confianza. En este sentido, no sentir la necesidad de llenar cada momento con palabras puede indicar una profunda conexión emocional.

El arte de escuchar

Goethe, dramaturgo alemán, decía que “hablar es una necesidad y escuchar, un arte”. Por su parte, el filósofo griego Zenón de Citio, que sentó los principios básicos del estoicismo, transmitía a sus discípulos: “La naturaleza nos ha dado dos oídos y una sola boca para enseñarnos que vale más escuchar que hablar”.

Lo cierto es que hoy en día, en la sociedad se le da más protagonismo al acto de hablar que al de escuchar adecuadamente, según Alberto Álvarez Calero, profesor de la universidad de Sevilla. Para el investigador, saber escuchar es fundamental porque la escucha sirve para enriquecerse a través de los demás y para entrecruzar sentimientos, afectos, pensamientos y vivencias.

Sin embargo, entiende que muchas personas asocian el silencio con la quietud o como una inacción a veces tensa. “Entienden el silencio como un hueco que hay que rellenar y enfrentarse a él puede ser una experiencia incómoda”, dijo Álvarez Calero. Pero lo cierto es que un buen diálogo se fundamenta en el equilibrio entre el saber escuchar y el saber hablar. En este sentido, consideró que en el verdadero y enriquecedor diálogo se intercambian pensamientos, actitudes, experiencias, razón por la cual es importante saber escuchar.

TN.

 

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