Por: Cortesía

Moderna prepara vacunas contra el VIH, Cáncer y Zika con la exitosa técnica de ARN mensajero

Con el éxito de la vacuna contra COVID-19 en medio de la emergencia sanitaria global, Moderna diseñará más vacunas basadas en ARN mensajero.

La investigación a propósito de fármacos que operen sobre el ARN mensajero no es nueva. Por el contrario, la historia médica reciente ha estado marcada por los avances técnicos y científicos que se han logrado en el ámbito bioquímico. A pesar de esto, hasta que la pandemia estalló, esta técnica tenía detractores severos en términos de seguridad y efectividad.

La proliferación de vacunas contra COVID-19 que operan con el ARN mensajero, sin embargo, ha cambiado la perspectiva de la comunidad científica en este terreno. Moderna Inc. y Pfizer protagonizaron estos esfuerzos. A casi un año de lanzadas las alternativas de vacunación de ambas farmacéuticas internacionales, Moderna trabaja en el desarrollo de una inmunización para VIH, cáncer y Zika con esta técnica innovadora; Sin embargo, hay un grueso de científicos que dudan de estos métodos.

Medicamentos del futuro

En 2021, Moderna está entregando mil millones de dosis de su vacuna contra COVID-19. Así como la opción de Pfizer, la operación del fármaco radica en el ARN mensajero. El esfuerzo de ambas farmacéuticas por terminar la pandemia ha sido crucial para el desarrollo de la crisis sanitaria. A pesar de la eficacia que han demostrado, la seguridad de éstas han sido un cuestionamiento constante en el diálogo público.

Al dominar gran parte del mercado de vacunación, según Bloomberg, Moderna está “desarrollando vacunas para virus emergentes como Nipah y Zika, así como patógenos más conocidos y difíciles de atacar como como VIH”. Estos esfuerzos encabezan los avances de más de 50 años de pruebas fallidas. Podría ser que los fármacos basados en ARN mensajero cambien este panorama de ahora en adelante.

Antes que nada, Moderna ha resaltado recientemente que la tecnología biológica que opera directamente en la molécula genética tiene dos ventajas: la flexibilidad y velocidad con la que actúa. La amplia aceptación que han tenido estas vacunas ha hecho que diversos inversionistas inyecten cantidades significativas a la producción de los llamados “medicamentos del futuro“, basados en este mecanismo.

Años de desarrollo experimental

Los modelos que operan con ARN mensajero han demostrado tener una “potente respuesta protectora en animales contra infecciones por ébola, zika, gripe e incluso bacterias como Streptococcus”,dice Ignacio López-Goñi, microbiólogo de la Universidad de Navarra. En su artículo para The Conversation,destaca que los ensayos clínicos en humanos también han sido altamente exitosos.

Según el experto, estas soluciones podrían combatir diversos tipos de cáncer, tanto para hombres como para mujeres. Entre ellos, destacan el melanoma, en los ovarios, en las mamas y en la próstata, por mencionar algunos. En general, a pesar de que han demostrado ser seguras, al mismo tiempo se han mostrado poco consistentes o inestables.

Esto es así por la misma naturaleza del ARN mensajero, una molécula volátil en sí misma. Las vacunas con esta tecnología operan así: una secuencia de ARN se modifica para, en palabras de López-Goñi, “aumentar su estabilidad y facilitar que la célula sea capaz de leerla, traducirla y sintetizar la proteína viral.”

Por esta razón, requieren de condiciones de mantenimiento extremas, ya que las enzimas del cuerpo las degradan fácilmente. Aunque esto es cierto, esta tecnología es mucho más barata que otro tipo de alternativas. Por esta razón, se logró desarrollar una vacuna contra COVID-19 en tiempo récord. Además de todo, no requiere de sustancias tóxicas ni cultivos celulares que se pueden contaminar con otros virus o microorganismos. Con todo, el cuestionamiento sobre la eficacia a largo plazo de estas soluciones sigue vigente.

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