La audiencia incidental del juicio del Tramo 5 del Tren Maya fue aplazada para el próximo 24 de junio, según Asociación Defendiendo el Derecho a un Medio Ambiente Sano (DMAS), la cual presentó el amparo contra su construcción.
Las obras del Tren Maya quedan suspendidas entre Playa del Carmen y Tulum (tramo 5) hasta nuevo aviso. Así se ha dado a conocer luego de que el juez Adrián Fernando Novelo diera la orden hasta que se resuelva el juicio. Retomar el proyecto podría tardar meses o incluso años.
Ya en abril el mismo juez había paralizado de manera provisional la construcción a causa de los permisos ambientales para la obra. Anteriormente, un grupo de buzos presentó una demanda contra el proyecto aduciendo que provocará un daño irreversible en el complejo sistema de cavernas, cenotes y ríos subterráneos de la zona.
“Si bien la sociedad está interesada en el desarrollo de vías de comunicación, de igual manera lo está en que ello se desarrolle sin la afectación al medio ambiente y con base en la normativa que al respecto se prevé en el derecho mexicano”, dice un comunicado publicado este lunes.
Además, afirma que con esto se prohíbe
“la ejecución de obras relacionadas con su construcción, infraestructura, remoción o destrucción de la biodiversidad del terreno o cualquier otra actividad que implique su ejecución material”.
Pese a que desde noviembre pasado existe un decreto que afirma que el proyecto es un tema de seguridad nacional, Novelo dice que las autoridades deben respetar su decisión.
La audiencia incidental del juicio del Tramo 5 del Tren Maya fue aplazada para el próximo 24 de junio, según la Asociación Defendiendo el Derecho a un Medio Ambiente Sano (DMAS), la cual presentó el amparo contra su construcción.
Un proyecto estelar que ha levantado polémica
El Tren Maya se ha vendido como uno de los proyectos estelares de la actual administración de Andrés Manuel López Obrador, por el cual ha sido duramente criticado por diversos sectores: desde la misma ciudadanía hasta círculos científicos, ambientalistas, activistas y organizaciones civiles.
El problema es que la obra pone en riesgo la biodiversidad de la zona, sobre todo en los ríos subterráneos, cuevas y cenotes, que son patrimonio natural del sureste del país.
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