Por: Cortesía

Por qué algunos padres tienen un hijo favorito (Aunque sea incómodo admitirlo)

7 de cada 10 padres tienen un hijo favorito, aunque no sean conscientes de ello. Aunque sea dolorosa, ésta es la explicación.

Es bien sabido que los hijos más pequeños se llevan más atención por parte de los padres. Sin embargo, un estudio realizado en el Reino Unido sugiere que la preferencia hacia alguno de los niños en casa va más allá de la edad que tengan. Aunque los padres no lo admitan, en familia es común tener un hijo favorito.

Para evitar corazones rotos, estos sentimientos se mantienen muchas veces en secreto. En otras ocasiones, por más que se intente esconder, la diferencia de atención entre un hijo y otro es muy marcada. Aunque el orden en el que nazcan las personas puede ser determinante, otros factores influyen en la preferencia que los padres sienten hacia sus hijos. Aquí te explicamos porqué.

¿Por qué los padres tienen hijos preferidos?

Como parte de una respuesta natural de protección, algunas madres sienten una preferencia inmediata por sus hijos más pequeños. Generalmente, esta reacción se asocia a que, después de tener uno o varios hijos, cuando llega el último las habilidades de crianza están más desarrolladas.

Visto de otra manera, después de varias pruebas con los hijos anteriores, los padres sienten que saben más por dónde va la cosa. De esta manera, les resulta más sencillo moldear a los hijos hacia su propio esquema de valores desde la infancia, o transmitirles sus ideas desde muy pequeños.

A pesar de que esto es así, la idea misma de tener un ‘hijo favorito’ es problemática en muchos hogares, como lo describe la periodista Katie Bishop:

“El favoritismo de la mayoría de los padres es sutil y pasa desapercibido,” escribe la autora para la BBC. “Tener un hijo favorito puede ser el tabú más grande de la paternidad, sin embargo, las investigaciones muestran que la mayoría de los padres sí tienen un favorito”.

De esta dinámica, naturalmente se desprenden condiciones incómodas que pueden generar relaciones tóxicas en familia. No sólo desde los padres hacia los hijos, sino entre hermanos y otras personas que comparten el círculo cercano. Ésta es la razón.

¿Cuándo te das cuenta que no eres el hijo favorito?

Jessica Griffin, profesora de psiquiatría y pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts, está segura de que muchos niños ni siquiera se dan cuenta de que sus padres tienen un hijo favorito. Por el contrario, la distinción puede ser sutil, pero estar presente.

Estos cambios ligeros, sin embargo, tienen un impacto emocional elevado, y pueden modificar la personalidad de los niños en etapas muy tempranas de la vida. Especialmente, cuando el favoritismo viene por parte de la mamá:

“Los datos sugieren que las madres, en particular, muestran favoritismo hacia los niños que tienen valores similares a los suyos y que se involucran más con la familia, por encima de cualidades como ser muy ambiciosos o motivados por su carrera”, explica la experta.

Según un estudio que condujo Griffin, casi el 70 % de los padres tienen un hijo favorito aunque ni siquiera sean conscientes de ello. Los resultados se publicaron en National Library of Medicine, y revelan que los hermanos sí detectan estas sutilezas de preferencia. En los casos más marcados, apunta la investigación, las diferencias de cariño pueden modificar su autoconcepto y amor propio muchas veces, por las razones equivocadas.

Con los años, estas distinciones toman un tamiz más profundo. “Los niños que crecen en familias donde sienten que son tratados injustamente pueden experimentar una profunda sensación de indignidad”, explica la psicóloga clínica Vijayeti Sinh, del Hospital Mount Sinai en la ciudad de Nueva York. Eventualmente, esto se transmite hacia sus relaciones interpersonales, con un sentimiento de que no merecen el amor ajeno.

¿Estoy mal?

No, ni los hijos ni los padres están mal. Sentir preferencia o afiliación por una persona es natural, si comparte nuestros valores y manera de pensar. El problema viene cuando, a pesar de hacerlo de manera inconsciente, los niños se sienten dejados de lado o abandonados por sus padres, en favor del hijo favorito y en detrimento de sí mismos.

Además de generar rivalidades innecesarias y dinámicas tóxicas entre hermanos, la preocupación por mostrar ‘más cariño’ hacia un hijo se convierte en una preocupación real para miles de personas adultas. La realidad es, sin embargo, que nadie tiene la culpa de sentir más afinidad por una persona que por otra aunque sean los propios hijos.

A pesar de que esto es cierto, la probabilidad de que los niños se den cuenta de que hay un hijo favorito es muy baja. Según la investigación de Bishop, la situación tiene que ser verdaderamente extrema para que las personas sean conscientes de ella. De lo contrario, aunque la distinción esté ahí, lo más seguro es que pase desapercibida y que los daños colaterales sean menores.

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