En el juego del amor, todo es hormonas. Por esta razón, hay quienes pierden el hambre cuando están enamorados. Así funciona.
Contrariamente a lo que se cree, cuando estamos enamorados se nos quita el hambre. Esto sucede en los primeros meses de contacto, cuando apenas estamos gestando el interés por otra persona. Si bien es cierto que las personas tienden a subir de peso cuando inician una relación, existe una explicación biológica a la pérdida de apetito cuando alguien nos gusta. Entre la intriga, el deseo y la atracción, ésta es la razón de que algunas personas dejen de comer cuando caen en un hechizo apasionado.
¿Qué ocurre en el cuerpo cuando estás enamorado?
De acuerdo con National Geographic España, “el sentido del amor es un mecanismo para la perpetuación de la especie humana“. Como tal, a lo largo de nuestra historia natural, hemos heredado mecanismos que promueven un sentimiento agradable al enamorarnos. A fin de cuentas, la reproducción tiene que ser un acto gozoso para que se nos antoje perpetuarla.
Eduardo Villalobo, investigador genético de la Universidad de Sevilla, asegura que la atracción se puede dividir en tres: “atracción, deseo y apego“. En gran medida, estas tres reacciones resultan de cómo se activan las hormonas al sentirnos enamorados. Así lo describe en su artículo para The Conversation:
“[…] el amor es pura bioquímica. En concreto litros (bueno, algo menos) de testosterona, estrógeno, dopamina, noradrenalina, serotonina, oxitocina y vasopresina,” explica el doctor en biología.
Al encenderse, las hormonas generan reacciones distintas en el cuerpo. Entre ellas, quizá una de las menos conocidas es que, al estar enamorados, se nos quita el hambre. Esto es así, según Villalobo, porque la dopamin y la noradrenalina activan un circuito de recompensa en el cerebro: “Ambas nos hacen sentir con energía, eufóricos, sin ganas de dormir o de comer“.
Sin mariposas en el estómago
De acuerdo con Villalobo, se nos quita el hambre cuando estamos enamorados porque los niveles de serotonina en el cuerpo se alteran. Conocida como ‘la hormona de la felicidad’, también se encarga de regular el apetito en los seres humanos. “La falta de apetito”, por lo tanto, “se acentúa con el aumento en los niveles de serotonina“.
Con respecto a por qué sentimos ‘mariposas en la panza‘, el autor también tiene una explicación. Naturalmente, no es que tengamos insectos en el estómago. Por el contrario, “lo que sentimos cuando nos enamoramos son microorganismos en la tripa”, dice el experto. Estas formas de vida se activan por la actividad hormonal al sentirnos enamorados.
Dado el arsenal químico que se desencadena para promover la reproducción humana, es natural que se nos quite el hambre cuando estamos enamorados. Por supuesto que no es una de las consecuencias más importantes. Sin embargo, es uno de los efectos secundarios que el cuerpo prefiere ‘sacrificar’ en aras de que nuestra especie continúe existiendo.
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