Por: Cortesía

Qué significa cada detalle del Guernica de Picasso, la obra que resume el horror de la guerra

Mujeres abrazando a sus bebés muertos, animales encolerizados, personas corriendo, cadáveres en el piso. Así es el Guernica de Picasso.

La explosión de Guernica fue un hito en la producción artística de Pablo Picasso. Después de ese día de abril en 1937, un manto de sufrimiento recubrió su desarrollo plástico. Aunado a sus ideales políticos de izquierda, el bombardeo de la ciudad representó para el artista una fragmentación más: un síntoma rotundo de la decadencia que acarreó consigo la Guerra Civil Española, con la que no sólo no estaba de acuerdo, sino que se oponía y despreciaba abiertamente. Guernica fue el colmo.

¿Por qué ‘Guernica’?

Sucedió el 26 de abril de 1937. Bajo la Operación Rügen, la ciudad española de Guernica fue completamente devastada por un bombardeo aéreo. En medio de la Guerra Civil española, éste fue un golpe duro para el país, ya que estuvo dirigido específicamente a la población civil vasca. Después del paso de la Luftwaffe alemana, los edificios, las calles y las personas quedaron completamente destruidas.

De acuerdo con la cobertura de National Geographic, poco más del 85 % de los edificios fueron devastados. El centro histórico de la ciudad se perdió bajo la fuerza bélica alemana. El porcentaje restante fue dañado de alguna manera, pero ninguna construcción de la ciudad salió ilesa del ataque perpetuado por la Legión Cóndor. De ahí que Pablo Picasso nombrara a su cuadro en honor a la ciudad hecha ruinas.

Cubismo, guerra y horror

Un malestar generalizado ya cubría a Europa desde antes. A partir del horror que se produjo a raíz de la Primera Guerra Mundial, las personas empezaron a perder la esperanza en los valores institucionales que antaño se apreciaban como irrevocables. Así como las construcciones quedaron completamente derruidas, las estructuras de pensamiento heredadas del siglo XIX empezaron a perder validez también.

El arte fue el primero en denunciar estas inquietudes compartidas. Una de las manifestaciones más duras de este movimiento fue el cubismo que, de entre las vanguardias, se destacó por tener un compromiso político y estético a la vez. Así como las instituciones de antes ya se habían quebrado bajo el yugo de la guerra, las formas también empezaron a deconstruirse.

Por esta razón, el volumen, las sombras y el color empezaron a emplearse a partir de las líneas esenciales de los cuerpos. Este nuevo entendimiento de la representación plástica permitió una expresividad más aguda, particularmente al momento de mostrar angustia, dolor e ira. Estos elementos están presentes, también, en el Guernica de Picasso.

Ensayos y movimiento

A pesar de presentar formas rígidas, el Guernica de Picasso es un cuadro con acción: se muestra el momento exacto en el que la bomba estalla sobre el pueblo. Mujeres abrazando a sus bebés muertos, animales encolerizados, personas corriendo, cadáveres en el piso. Todo esto pasa en una misma escena, al mismo tiempo, bajo la custodia de una explosión que acaba de detonar, pero que ya ha generado estragos humanos.

Para terminar la obra, Picasso tuvo que hacer varios ensayos antes. Caballos gritando, toros confundidos por el ruido, mujeres que intentan escapar de sus propias casas en llamas. La explosión del pueblo vizcaíno fue un pretexto, además, para explorar las posibilidades expresivas de las líneas rígidas, acentuadas por sombras y contrastes marcados en diferentes tonos de gris.

Algunos fueron hechos en papel. Otros más, sobre lienzo. En total, el cuadro se terminó después de apenas tres meses de trabajo en su estudio de París, entre mayo y julio de 1937, según el registro del Museo Reina Sofía. Muchos de ellos hoy forman parte de las instituciones museísticas más importantes de España, radicadas principalmente en Madrid.

Elección de color: ¿por qué en blanco y negro?

Hay quienes califican al Guernica de Picasso como una obra monumental. Fácilmente puede serlo. Más allá del peso histórico que tuvo al atender un momento de crisis bélica, el cuadro mide 3.49 metros de alto por 7.77 metros de largo. Ya el tamaño por sí mismo impone. Sumado a la expresión en los rostros de los animales, las personas y los muertos, es una imagen que cuesta trabajo procesar.

De manera posterior, Picasso fue cuestionado por su elección de paleta de colores. Para una escena encendida en el rojo abrasador del fuego, el artista se decidió por una monocromía oscura, casi dicotómica. Aunque no dio una respuesta contundente nunca, ciertos historiadores del arte atribuyen esta decisión al luto colectivo por la tragedia. Además, el contraste de luz y sombras sería mucho más marcado utilizando sólo blancos, negros y una gama amplia de grises.

Iconografía de la explosión y el ojo de Dios

Desde la Edad Media, entre las logias masónicas existe la figura del ‘ojo que todo lo ve‘. Más allá de las teorías de conspiración que existen en torno a esta representación, en la iconografía en Europa hace alusión a un ser superior que, además de poseer la inteligencia universal, es el arquitecto que sostiene al Universo. Algunas interpretaciones históricas lo relacionan con Dios.

Incluso en este nivel de detalle el Guernica de Picasso ha sido criticado. Dada su naturaleza de por sí provocativa, el hecho de que la bomba que corona el cuadro tuviera por centro un foco y forma de ojo generó discusión entre los intelectuales de la época. Si bien es cierto que representa la bomba estallando, las sutilezas con respecto al significado más profundo de este elemento permanecen turbias hasta nuestros días.

¿Realmente refleja compromiso político?

Como muchos de los artistas varones de vanguardia en el siglo XX, a Picasso le gustaba causar escándalos. Además de tener una propuesta teórica sólida con la cual fundamentar su trabajo, era bien conocido por ser necio, iracundo y soberbio. La explosión de Guernica empataba muy convenientemente con el desarrollo artístico que ya venía produciendo años antes, alimentado por un discurso de izquierdas que avivó mucho la cólera colectiva con respecto al fascismo en Europa.

Hasta nuestros días se conserva la anécdota de que, cuando los soldados de la GESTAPO le preguntaron que si él había hecho ‘esto’, Picasso se limitó a contestarles: “No, ustedes lo hicieron“. Resguardado en la seguridad de su estudio en Francia, el autor decidió que sería mejor idea mandar el cuadro al MoMA, en Nueva York, para evitar que las fuerzas armadas alemanas lo destruyeran.

Años después de que las hostilidades de la Segunda Guerra Mundial terminaran, el Guernica de Picasso volvió a España. Hoy se puede visitar en el Museo Reina Sofía, donde tiene un lugar protagónico: toda una sala blanca, destinada para que los visitantes lo vean en silencio. El rugido de la bomba sigue contenido en el cuadro, a 84 años de ocurrida la desgracia en aquel pueblo vizcaíno.

MUY INTERESANTE.

 

 

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