Después de 40 años de ceguera, un hombre en Francia logró recuperar la vista de manera limitada a partir de la optogenética.
Un nuevo panorama se abre para los pacientes con ceguera. A partir de un tratamiento basado en algas, un hombre ciego fue capaz de recuperar la vista por primera vez en la historia. Denominada como optogenética, utiliza proteínas provenientes de especies vegetales marinas para controlar las células en la parte posterior del globo ocular.
Recuperar la vista con algas marinas
De acuerdo con la cobertura de la BBC, la capacidad de ver de un hombre ciego se ha podido restaurar de manera parcial. Con base en proteínas sensibles a la luz, encontradas generalmente en las algas, el tratamiento fue mucho más exitoso de lo que los científicos esperaban.
Parece ser que la optogenética, aunque incipiente, logra controlar las células en la parte posterior del ojo. Los científicos que atendieron el caso se mostraron sorprendidos cuando el hombre logró identificar rayas pintadas en el suelo, que marcan el paso peatonal. El resultado fue tan bueno, que hoy es capaz de tomar y contar objetos en una mesa próxima.
El estudio fue publicado en Nature Medicine y aunque se prefirió mantener el anonimato del paciente experimental, se sabe que vive en la región francesa de Bretaña, y fue tratado en un laboratorio de París. A pesar de padecer desde hace 40 años retinosis pigmentaria, que provoca la muerte de los sensores de luz naturales en el ojo, hoy es capaz de reconocer ciertas siluetas y artículos cerca de sí.
Una terapia prometedora
El hecho de que un paciente con ceguera completa pudiera recuperar la vista abre un nuevo camino para el tratamiento de este tipo de afecciones oculares. El primer paso del tratamiento fue a nivel génico: las estructuras sensibles a la luz de las algas fueron proporcionadas a las capas profundas de la retina, atrás del globo ocular.
Una vez que se acoplaron al organismo, lograron enviar señales eléctricas al cerebro con información de lo que el paciente podía observar en el entorno por primera vez en su vida. Sin embargo, sólo logró responder a la luz ámbar después de largos meses de pruebas. Un día, al salir a caminar, de pronto pudo identificar el paso peatonal en la calle. Fue entonces que determinaron que el experimento había sido exitoso.
Aunque el paciente no recuperó la vista en su totalidad, hay una brecha abismal entre tener vista limitada y no ver para nada. El profesor Botond Roska, de la Universidad de Basilea, destacó lo siguiente al respecto: “Los hallazgos proporcionan una prueba de que es posible utilizar la terapia optogenética para restaurar parcialmente la visión”.
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