A pesar de un inicio prometedor en el fútbol profesional, Santiago Márquez Lavat, hijo del legendario exjugador Rafa Márquez, anunció su retiro definitivo del deporte a tan solo 22 años.
El joven, quien tuvo pasos por equipos como Pumas, Atlas, Necaxa y York United FC de Canadá, compartió un mensaje sincero y emotivo a través de redes sociales en el que explicó los motivos de su decisión.
"El fútbol no es de color rosa": así explicó su decisión
En su publicación, Santiago reconoció que las presiones por el apellido y las expectativas heredadas pesaron sobre su carrera. Aunque siempre soñó con seguir los pasos de su padre, reconoció que su amor por el deporte se fue desgastando por factores externos.
“Después de mucho pensar, hablar con mi familia y reflexionar, decidí despedirme del fútbol. Siempre quise jugar en Europa, pero las ganas se fueron desvaneciendo”, escribió el exjugador.
El mensaje tocó fibras sensibles al mencionar el “lado oscuro” del fútbol, en donde, según relató, no basta con el talento, ya que existen intereses y decisiones ajenas al jugador que pueden frustrar carreras.
“Muchos son desilusionados por este deporte. El fútbol puede ser muy traicionero... No todo depende de ti”, agregó.
Una trayectoria breve, pero marcada por esfuerzo y formación
Santiago Márquez nació el 17 de enero de 2003 en Centre-Val de Loire, Francia, cuando su padre jugaba para el AS Mónaco. Comenzó su carrera en las fuerzas básicas de Pumas y en 2018 pasó a la cantera del Atlas, el club donde su padre debutó como profesional.
En 2023, se unió al Necaxa, donde jugó en las categorías Sub-20 y Sub-23, acumulando 58 partidos y cinco goles. En agosto de 2024, fue cedido al York United FC en Canadá, donde sumó 590 minutos en 12 encuentros oficiales. A su regreso a México en 2025, se unió al Atlante en la Liga de Expansión MX, aunque no logró debutar oficialmente con el equipo.
Un adiós al campo, pero no a los sueños
Aunque se despide del fútbol profesional, Santiago aseguró que buscará cumplir nuevos objetivos en otras áreas. Su mensaje cerró con un tono optimista:
“Ahora lo único que me queda es agradecer y mirar hacia adelante. Comienzan nuevos proyectos, metas nuevas y sueños nuevos”.
El caso de Santiago Márquez revela la otra cara del deporte, aquella donde incluso tener un apellido ilustre no garantiza el éxito. Su despedida es también una reflexión sobre la presión, las estructuras del fútbol y la búsqueda de sentido más allá del legado familiar.
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