Un sostenido encarecimiento en el precio del gas para uso doméstico en semanas recientes añadió mayor presión a la economía de millones de hogares en el país, mermada por la disminución de salarios o pérdida de empleo como consecuencia de la pandemia de Covid-19.
Mayores precios del gas y la gasolina comienzan a reflejarse en incrementos en los precios de los alimentos. Según datos de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), el precio promedio del kilogramo de gas LP (usado por 80 por ciento de las familias mexicanas) es de 23 pesos, un incremento de 15 por ciento respecto de los 20 que costaba a inicios de 2021, y de 26 por ciento frente a los 18.2 pesos de hace un año.
Lo anterior significa que hace un año una familia compraba un tanque de gas de 20 kilos con 364 pesos, para inicios de 2021 necesitaba desembolsar 400 pesos y ahora tiene que destinar 460 pesos en promedio.
En algunos puntos del país, según el seguimiento de la Profeco, el kilogramo de gas LP llega a costar hasta 25 pesos, lo que significa un gasto de 500 pesos por tanque. Mientras, la Comisión Reguladora de Energía reporta que, en algunos puntos de la Ciudad de México y el estado de México, el precio llega a ser de 27.02 pesos por kilogramo, como es el comercializado por la empresa Gasomático. Es decir, un cilindro de 20 kilos cuesta 540.40 pesos.
El salario mínimo en México es de 141.70 pesos diarios, lo que equivale a 4 mil 251 pesos mensuales. Si se toma en cuenta, de manera conservadora, que una familia con ese ingreso consume al mes un tanque de gas de 20 litros a 500 pesos, significa que casi 12 por ciento de su dinero va a ese rubro.
Lo anterior merma aún más los de por sí bajos ingresos de las familias mexicanas, las cuales han tenido que enfrentar incrementos en el precio de la canasta básica.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la canasta básica alimentaria, que incluye carne de res, puerco y pollo; maíz, aceite, galletas, arroz, queso, huevo, frutas, verduras, leguminosas y tubérculos, entre otros, aumentó casi 4 por ciento en un año, al pasar de mil 663 en febrero de 2020 a mil 728 pesos el mismo mes de 2021.
En tanto, en el mismo lapso, el precio de la canasta básica y no alimentaria, que incluye transporte, calzado, educación, vivienda, vestimenta, salud, combustibles, agua y energía eléctrica, entre otros, pasó de 3 mil 549 pesos a 3 mil 685 pesos en un año, alza de 3.8 por ciento.
Recursos insuficientes
Lo anterior son gastos básicos para una sola persona, por lo que una familia de cuatro integrantes con un salario mínimo mensual no los puede cubrir en su totalidad.
El aumento anual de la canasta básica no incluye el fuerte encarecimiento que han tenido los alimentos en el último mes, que de acuerdo con Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), ha sido consecuencia del aumento en los costos de los energéticos, como el gas y la gasolina.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en febrero pasado el Índice Nacional de Precios al Consumidor aumentó 0.63 por ciento respecto de enero pasado, ubicándose en 3.76 por ciento a tasa anual, el dato más alto desde octubre de 2020.
El índice ha sido impulsado por el alza mensual de 4.59 por ciento de la gasolina de bajo octanaje y por el aumento de 4.28 por ciento del gas LP.
A mediados de marzo, el limón y el aguacate registraron incrementos superiores a 80 por ciento en comparación con igual mes del año pasado.
Además, el kilo de chile serrano incrementó su precio en 42 por ciento, el del frijol, 57.5; el del jitomate, 57; el de las lentejas, 50; el del azúcar, 23; el del huevo, 16; el de la tortilla, 11, y el de la harina de trigo, 5.5 por ciento, todo de manera anual.