Por: Cortesía

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La "Familia Michoacana" tiene como esclavos a jóvenes secuestrados, así lo narra un sobreviviente

El cártel de La Familia Michoacana no sólo se lleva a personas para asesinarlas y desaparecerlas, o para pedir rescate por ellas, también las obliga a trabajar en el campo y las usa como ayudantes de sus sicarios, alimentándolas con sólo una lata de atún en condiciones de esclavitud, según narró un joven que logró huir del cautiverio.

Entrevistado en Tlacotepec, contó que para escapar aprovechó una distracción de sus captores, cuando comenzaron el ataque del pasado 4 de enero en Buenavista de los Hurtados, Guerrero, donde murieron cinco personas y otras 9 fueron desaparecidas.

“Empezaron a aventar bombas y empezaron a disparar, ese día aproveché que estaban distraídos para poder escapar, sólo traté de escapar, corrí lo más que pude y me encontró otra maña (otro grupo delictivo). Me dispararon, me corretearon, estuve como 4 días perdido en el monte, intenté buscar ayuda y caminé lo más que pude, y llegué a un pueblo”, contó.
En esa comunidad, “Luis”, quien pide no ser identificado con su nombre real por miedo a represalias, se entregó a un grupo de autodefensas. Ahora teme que el cártel quiera matar a sus parientes en venganza.

Él afirma que nunca participó en homicidios, y cuenta que vio a varios jóvenes que también fueron secuestrados y antes de liberarlos les marcaron, con una navaja, las siglas “FM” en el pecho y la espalda.

Entrevistado casi una semana después de recuperar su libertad, “Luis” recordó que La Familia Michoacana lo “levantó” en junio del 2023 en el Estado de México, simplemente, dice, por estar tomando en la calle en la noche.

De acuerdo con su testimonio, salió de su casa después de las 22:00 horas a comprar cervezas en su motocicleta, luego de salir de la tienda notó que era perseguido por dos camionetas que lo alcanzaron y se lo llevaron a una bodega en una zona desconocida del Estado de México.

Ahí permaneció varios días hasta que un hombre que se identificó como “Comandante” le dijo que sería llevado al campo, a trabajar en la siembra.

“Me llevaron a trabajar en el campo sembrando maíz y pasto, estuve unos meses trabajando ahí, después me dijeron que me iban a liberar pero que no me querían ver, que me llevara a toda mi familia porque sabían ya las ubicaciones de las casas”.
Pero la liberación nunca se concretó, en vez de ello lo llevaron a la sierra de Guerrero, a uno de los frentes de guerra que tiene abiertos La Familia Michoacana.

Johnny Hurtado, alias “El Pescado”, líder del grupo criminal, estaría detrás de estos secuestros. “Luis” afirma más de una veintena de jóvenes mexiquenses también fueron llevados por la fuerza a la Sierra de Guerrero a pelear contra Los Tlacos.

“Seleccionaron a varios y nos trajeron, nos separaron y nos llevaron, nos subieron a unos (camiones de) volteos, eran como tres volteos los que llevaban ese día, nos entregaron con otro comandante y ese comandante nos llevó no sé para qué lado, ese comandante nos entregó con otro, cerca de un río, no sé cómo se llama ese río, en ese lugar nos entregaron botas y uniformes y armas”.
Las armas, dice “Luis”, no servían, estaban viejas y oxidadas, sólo eran para amedrentar a los pobladores de las comunidades serranas. Afirma que su labor era principalmente la de cargar los alimentos y todo lo que necesitaran los sicarios.

Recuerda que casi no les daban de comer, apenas una lata de atún se repartía entre dos personas, una sardina se la comían entre cuatro. Rara era la ocasión en la que les daban agua para beber y mitigar el calor.

Afirma que los sicarios que luchan en la Sierra de Guerrero, no reciben pago alguno, pero en compensación les regalan cristal, cocaína y marihuana, drogas que inhiben el hambre.

Ya bien alimentado y bañado, aunque aún con el cuerpo flaco, el joven reconoció que la gran mayoría de los hombres que luchan con La Familia Michoacana lo hace por convicción, por gusto, y matan sin miramientos.