Se hacen llamar el Grupo Delta del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y dicen ser el “brazo armado del pueblo”. Pero para algunos representan la llegada a México de un temido fantasma: los narco paramilitares.
El pasado 4 de julio, la aparición de unas fotografías hechas por la agencia Cuartoscuro, que muestran a una decena de presuntos sicarios del CJNG, con equipo táctico y el rostro descubierto, en una carretera en Aguililla, Michoacán, alarmó al país, que teme haber entrado en una nueva fase de violencia.
Las imágenes surgieron sólo unos días después del reclamo de los pobladores de la comunidad michoacana, quienes advierten el sometimiento por parte de la organización criminal.
¿Cómo se interpreta este desafío del CJNG? Algunos expertos creen que no sería más que un gesto de debilidad del grupo criminal dirigido por Nemesio Oseguera Cervantes, el Mencho.
“No se trata de una demostración de poder, sino en todo caso sería lo contrario. A mi me parece una demostración de toda la debilidad del Cártel Jalisco”, advierte México el periodista y experto en narcotráfico, Óscar Balderas.
De acuerdo con Balderas, las fotografías donde se observa a al menos diez tipos a sueldo del narco, sin pasamontañas, armas Browning .50, uniformes militares y dos vehículos con blindaje artesanal, demuestran la fragilidad del cártel de las cuatro letras. “Esto que vemos en las imágenes reduce al CJNG a pandillita”. Continúa: “¿Cómo es posible que un grupo de ocho personas pueda mantener azorado a un pueblo y al gobierno federal?”.
—¿Podría decirse que son un grupo paramilitar?
Es la pregunta del millón, no exenta de polémica. “No”, responde Balderas. Su opinión es que es un grupo que “pretende ser paramilitar”, que busca con las armas, con sus uniformes, parecer preparados”.
En México, el primer grupo narco paramilitar fue el cártel de Los Zetas, que comenzó como una célula de ex soldados de las fuerzas especiales altamente entrenados y que desertaron para trabajar como ejecutores del Cártel del Golfo. “El CJNG sólo pretende ser la copia de la copia del cártel de la última letra”, asegura el periodista.
Sin minimizar el poderío del cártel más peligroso de México, Balderas asegura que una exhibición de este tipo retrata —especialmente— la fragilidad del Estado.”
“El gobierno nos debe una explicación. Por qué siendo sólo una decena de hombres pueden tomar un pueblo completo”.
Balderas explica que el tema central no es el poderío, porque los cárteles nunca tendrán más y mejores armas que las fuerzas armadas, sino el asunto de fondo sigue siendo cómo esta banda, de quien los pobladores conocen y saben para quién trabaja, continúa siendo irrastreable.
La realidad ha hecho añicos los discursos del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En Aguililla, el crimen organizado le quitó la tranquilidad y el patrimonio a la gente. Esta región —limítrofe con el estado de Jalisco— estuvo en manos de Los Viagras hasta que el líder del CJNG, Nemesio Oseguera, decidió regresar al pueblo donde había nacido. El Cártel Jalisco logró meterse a sangre y fuego. Durante esa guerra, poblaciones enteras como El Aguaje quedaron arrasadas.
El gobierno municipal está sometido; el estatal rebasado y el federal enviando abrazos y no balazos.
Las imágenes se han difundido a través de los medios nacionales sin una respuesta contundente del Estado. La administración de López Obrador ha defendido que su estrategia de seguridad va en contra de lo que hicieron sus homólogos anteriores, con declaradas guerras contra el narcotráfico.