La tarde de este lunes, un Tribunal de Ciudad Juárez, Chihuahua, declaró culpable al sacerdote Aristeo Baca por los delitos de violación sexual agravada contra una niña de 8 años en diversos ocasiones, entre los años 2015 a 2018.
Mujeres pertenecientes a colectivas feministas celebraron afuera de la Fiscalía General de Chihuahua, el fallo de un juez contra el sacerdote Aristeo Baca por abusar sexualmente de una niña de 8 años.
“Este tribunal condena por unanimidad a Aristeo Baca Baca por su intervención en calidad de autor material conforme el artículo 21 fracción 1° en los delitos de violación agravada y abuso sexual agravado, en contra de la menor con iniciales F.N.N”, dijo el juez Carlos Jaime Rodríguez García.
La víctima –actualmente de 13 años– contó que a los 7 años comenzó a servir en la iglesia y un año después se convirtió en monaguilla.
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— La Opción de Chih (@LaOpcion) February 23, 2021
VEREDICTO DE ARISTEO BACA
El sacerdote Aristeo Baca fue declarado culpable por los delitos de violación y abuso sexual. pic.twitter.com/6LdJHNDhZ3
Cada domingo llegaba unos 40 minutos antes del inicio de la misa acompañada de su padre, quien se enfocaba en acomodar el altar, preparar las túnicas, revisar la distribución de las sillas del templo, preparar el vino y el agua y dar las campanadas. Mientras, ella se quedaba en la casa parroquial a solas con el presbítero.
“Estoy en este juicio porque a mí me pasaron cosas que no debían y porque tengo que declarar lo que me pasó, porque lo que me pasó no es justo para nadie…me violaron mi derecho como niña, que no debían de tocarme ni hacer lo que me hicieron”, expresó en respuesta a las preguntas de la agente del Ministerio Público para narrar lo que vivió desde que tenía ocho años.
La adolescente dijo que la primera vez que fue agredida por Aristeo ocurrió en el 2015, en la casa parroquial ubicada en la colonia Santa María, y la última agresión la sufrió el 28 de enero del 2018. Su testimonio, al igual que el resto de la información, fue escuchada en la sala donde se hallaba el sacerdote y su equipo de abogados, las fiscales, integrantes de organizaciones civiles así como en un recinto preparado para que reporteros de diferentes medios de comunicación escucharan la diligencia –a la que solo se tuvo acceso por audio–, para garantizar el principio de publicidad que rige al actual sistema de justicia penal.
La ahora adolescente expuso que en una ocasión, en el 2015, Aristeo fue por ella a su casa para llevarla a comer un helado junto con los niños de la casa hogar que él dirigía y después la trasladó a la casa parroquial, donde inicialmente le pidió que jugaran escondidas, pero luego la sometió sexualmente.
También, explicó una agresión sexual presuntamente sucedida en 2016, como en el mes de septiembre, cuando veían una película tapados con cobijas y a metros de sus padres, quienes no se percataron de lo que sucedió.
En una parte del interrogatorio, la fiscal le preguntó a la víctima por qué no se oponía a los ataques sexuales. Ella respondió que los primeros años no comprendía qué estaba pasando, solo se sentía muy incómoda cuando el sacerdote la tocaba y se entristecía. Después, cuando cursaba el quinto grado de primaria, le explicaron que nadie tenía derecho a tocar su cuerpo y ahí comprendió lo que estaba sucediendo.
“No sabía que era malo”, expresó.
En otra parte de su relato, la víctima recordó que ella empezó a negarse a servir como monaguilla y tampoco quería ir a la misa, por eso fingía que se quedaba dormida. Pero sus padres la regañaban y le decían que no debía dejar solo al cura.
Su familia eran fieles devotos y trataban de ayudar en la iglesia cada semana, lo que fue aprovechado por el clérigo.
Al interrogarla, la asesora jurídica le preguntó a la víctima qué espera de este juicio y la ofendida respondió: “pues no solo que lo echen a la cárcel, eso no es suficiente para mí, solo quiero que esté muerto ya”.
Previamente, el padre de la menor también declaró respecto a la situación que atravesaron narrando los hechos desde su perspectiva dado que no estaba consciente de todo lo que realmente sucedía y como su confianza fue quebrantada por Aristeo, según su declaratoria.
“Me dijo que iba para pedirme perdón a mí, a mi hija y a mi esposa por los tocamientos que le hacía a la niña… qué había sido una estupidez lo que había hecho, así me dijo como tres veces”, contó el padre de la niña durante el segundo día del juicio oral en contra del clérigo.
El ahora testigo dice que en ese momento aceptó la disculpa porque no sabía con precisión qué había sucedido, se enteró hasta después que leyó la declaración de la víctima.
A puerta cerrada, una médica y dos psicólogas declararon en el tercer día del juicio oral que se sigue al sacerdote Aristeo Trinidad Baca, acusado de violación y abuso sexual a una niña. La primera de ellas dijo al Tribunal de Enjuiciamiento que sí encontró datos compatibles con un ataque sexual y otra de las profesionistas diagnosticó que a la víctima se le causó un daño emocional para el resto de su vida.
La especialista refirió también que será necesario que la víctima reciba tratamiento psicológico de por vida.