Por: Cortesía

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Tania fue asesinada en CDMX presuntamente por el nieto del boxeador “Mantequilla” Nápoles

El domingo pasado, Tania Lizet Carrillo, de 27 años, se encontraba en su casa cuando su esposo y padre de su hija de cuatro años, José Nápoles, se lanzó contra ella para golpearla, acuchillarla, asesinarla y después intentar suicidarse.

Fue alrededor de las 3:00 horas del 16 de mayo, cuando el supuesto nieto del boxeador José Ángel “Mantequilla” Nápoles atacó a Tania al interior de su departamento en la colonia Doctores de la alcaldía Cuauhtémoc.

“Al parecer aprovechó que esa noche había fiesta y música en la vecindad donde vivían y nadie pudo escuchar los gritos de auxilio de mi amiga”, denunció en redes sociales Amairani Rodríguez, persona cercana a la víctima.

Tras el feminicidio, el sujeto intentó quitarse la vida. Sin embargo, una de sus hermanas arribó al departamento y solicitó una ambulancia únicamente para él.

Aparentemente, las personas que auxiliaron al presunto feminicida abandonaron a Tania en el lugar, sin avisar a su familia de lo ocurrido, quienes se enteraron de su fallecimiento una hora después del descubrimiento.

El sujeto fue trasladado al hospital Magdalena de las Salinas, en la alcaldía Gustavo A. Madero, y permanece ahí en calidad de detenido por el feminicidio.

“Una de sus hermanas del tipo llegó y solamente pidió apoyo de una ambulancia para él, ya que se habían percatado de que mi amiga estaba muerta”, narra Amairani.

“El tipo se autolesionó y se encuentra hospitalizado en el hospital Magdalena de las Salinas, supuestamente muy grave de salud pero ya en calidad de detenido. No le avisaron a nadie de lo que había sucedido, dejaron a Tania morir. No la ayudaron y cuando su familia se enteró ya había pasado más de una hora de que había fallecido”.

“Ella no se merecía morir así”, narra la amiga de Tania, quien dejó huérfana a su pequeña hija, Majo, de cuatro años de edad. “Pedimos justicia porque este tipo dejó a su hija sin el amor de su madre, le arrancó la vida cruelmente”.

“Si uno de estos días me matan, espero que sea entre lunes y viernes antes de las 7 pm, porque la Fiscalía de la mujer solo trabaja hasta esa hora”, escribió Tania el pasado 27 de septiembre, a propósito del feminicidio de Jessica González, en Morelia.

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“Espero que me maten de día, porque si es de noche dirán que si me hubiera quedado en la casa nada me hubiera pasado. Además espero que me mate alguien que no conozca o con quién no me puedan relacionar, porque si es un conocido o un ex van a decir que seguro yo le hice algo, que seguramente me lo merecía o que fue mi culpa no haberme dado cuenta antes de que me podía matar”.

“Ojalá el mismo día mis amigas corran a borrar toda foto donde aparezca con menos ropa de la normal en mis redes sociales, y que borren mis fotos con amigos, en fiestas, en traje de baño para que no digan que me lo merezco por fiestera, vaga o exhibicionista”, escribió la víctima de feminicidio.

“De lo contrario le dirán a mis papás que su hija merecía morir y que eso le pasó por descuidada y zorra. No solo nos matan, además nos culpan por nuestra propia muerte”, sentenció ocho meses antes de ser asesinada.