Por: Cortesía

Internacional

18 personas resultaron heridas y dos continúan desaparecidas luego de la explosión de un edificio en Madrid

Los Bomberos trabajan a contrarreloj para encontrar a los dos obreros que permanecen desaparecidos tras la explosión de un inmueble en el barrio Salamanca de Madrid, en el que han resultado heridas 18 personas, una de ellas grave. Además, una persona más, familiar de uno de los heridos, ha sido atendida por los psicólogos del Samur. Según ha informado un portavoz del cuerpo de Bomberos, los trabajos son “muy complicados” porque hay muchas partes estructurales inestables y no pueden utilizar ningún tipo de maquinaria, se trata de un trabajo puramente manual.

La deflagración ha ocurrido en la calle de General Pardiñas esquina con Ayala, sobre la una de la tarde. El mismo portavoz ha asegurado que la principal hipótesis con la que se trabaja es un escape de gas y ha explicado que en el tercer piso del bloque se estaban realizando unos “pequeños trabajos de fontanería”. Estos efectivos, junto con Samur-Protección Civil, la policía municipal y nacional y el Summa, siguen trabajando en el lugar del suceso.

De los 18 heridos, 10 han sido ya dados de alta, mientras que cuatro han sido traslados a centros hospitalarios ―tres al hospital de La Princesa y una mujer, embarazada, a la Maternidad del Gregorio Marañón―. “Todos los atendidos son de carácter leve, excepto uno de ellos, que se encuentra grave y sufre politraumatismos”, ha precisado Emergencias, para añadir que el inmueble “ha quedado muy dañado” y hay “numerosos daños en vehículos estacionados y en mobiliario urbano”. Lo que no hay, ha puntualizado el alcalde, son “personas afectadas fuera del edificio de la explosión”. Algunos empleados de la empresa que estaba realizando la reforma que no se encontraban en el momento de la explosión en ese piso, explican que en esa obra trabajaban tres compañeros y que los dos desaparecidos son dos fontaneros “muy jóvenes”. “Trabajamos sin perder la esperanza hasta el último momento”, ha apuntado los Bomberos. Varios empleados de la empresa permanecen a la espera de más noticias a unos metros del bloque de viviendas. También han acudido al lugar numerosos familiares de los desaparecidos.

Los efectivos trabajan además en una zona de sótano “de mucho riesgo” y que es “muy inestable”, por lo que la están apuntalando. Los edificios colindantes han sido desalojados por precaución. En el operativo trabaja también la unidad canina de los Bomberos. Los propios perros también tienen que hacer turnos por el estado en el que se encuentra el edificio, en el que sigue habiendo una gran polvareda.

Sobre el origen de la explosión, algunos vecinos habían percibido un fuerte olor a gas antes de la explosión, que ha causado un gran estruendo y ha alarmado a los vecinos a varias manzanas. Una portavoz de la compañía Naturgy ha indicado que “los técnicos están en la zona ahora mismo evaluando” la situación y para hacer mediciones, y ha subrayado que “no tiene por qué ser gas” y que todavía no podían determinar el origen de la indicencia. “Ha vibrado tanto que yo pensaba que era una bomba”, ha relatado una vecina, María Zapatero. Otros habitantes del inmueble, sin embargo, achacan lo ocurrido a unas obras. Una limpiadora del edificio ha confirmado que están de obra en el tercer piso.

Emilio, portero de Ayala 82, justo enfrente, ha corroborado: “El ruido ha sido tremendo y se han reventado varios cristales”. “No hemos ni esperado a que nos desalojaran, todos los vecinos han ido bajando y nos hemos alejado y rápidamente ha empezado el trasiego de policía y bomberos”, ha recordado, mientras su teléfono no dejaba de sonar con familiares preocupados por su estado.

“Salimos a toda prisa, no me dio tiempo ni a coger la mascarilla. ¡Es la primera vez que salgo sin ella!”, ha contado nerviosa y en ropa de casa una vecina, Mari Carmen Martínez, de 78 años, que vive en un bajo justo al lado del edificio afectado, mientras espera en la calle de Hermosilla que le permitan volver a su domicilio. La explosión ha sido tan violenta que se han roto los cristales de las ventanas de su casa que dan a la calle, explica.

Al lado del edificio hay dos colegios, Nuestra Señora de Loreto e Inmaculada Concepción, donde han sido atendidas tres personas con crisis de ansiedad. Aún en la puerta del primero, una alumna de 11 años, Anabel, contaba sobre las dos y media de la tarde: “Estábamos en clase y hemos oído una explosión y todo ha vibrado. Nos han organizado y hemos salido”.

“Una de mis hijas me ha dicho que había habido una explosión y nos ha hecho una videollamada, nos hemos acercado en seguida y hemos visto que estaba muy cerca. Ahora las han dejado salir”, explica Tamara González, madre de dos alumnas del Nuestra Señora de Loreto, en cuyo patio hay escombros y un radiador que han volado desde el piso afectado. Evacuación como tal no se ha producido, ya que el suceso se ha producido cerca de la hora de salida y, conforme se han ido acercando los padres, se han ido llevando a los niños de los centros, donde aún quedan algunos.

En el lugar, el Samur ha montado un hospital de campaña y un puesto para la gestión de los mandos, al tiempo que ha pedido a los ciudadanos que eviten esas calles para facilitar el movimiento de los vehículos de emergencia. El área afectada está acordonada. La Policía Municipal de Madrid regula el tráfico en la zona y ha desplegado drones para captar imágenes desde arriba.

 

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