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Internacional

Bolsonaro vuelve a caer: Brasil estalla tras su detención por “riesgo de fuga”

La política brasileña volvió a encenderse este fin de semana luego de que Jair Bolsonaro pasara de su cómoda prisión domiciliaria a una prisión preventiva ordenada por el Supremo Tribunal Federal.

El juez Alexandre de Moraes, quien lleva el caso, aseguró que el expresidente estaba “intentando fugarse” y tratando de obstruir el proceso en su contra, lo que justificaba endurecer las medidas.

Bolsonaro llevaba desde agosto recluido en su lujosa casa en Brasilia, monitoreado electrónicamente. Pero, según el juez, en la madrugada del sábado intentó romper el dispositivo de rastreo, presuntamente para aprovechar la confusión generada por una vigilia convocada por su hijo, el senador Flávio Bolsonaro. Este evento, según Moraes, habría servido como distractor para facilitar la fuga del exmandatario.

La vigilia que encendió las alarmas

La convocatoria de Flávio fue directa y emocional: “¿Vas a luchar por tu país o ver todo desde el sofá?”, dijo en redes sociales mientras animaba a los simpatizantes de su padre. El magistrado consideró que esta movilización abría la puerta para que Bolsonaro escapara hacia alguna de las embajadas cercanas, incluyendo la de Estados Unidos, a tan solo 15 minutos en auto de su domicilio.

Ante este escenario, la Policía Federal trasladó al expresidente—quien tiene 70 años y un frágil estado de salud, según su defensa—al complejo policial donde se realizan los exámenes médicos previos al ingreso formal a prisión. Su esposa, Michelle Bolsonaro, reaccionó diciendo que “la justicia humana ya no se sostiene”, mientras la defensa prepara una nueva oleada de recursos.

Salud delicada, acusaciones graves y un país dividido

Aunque Bolsonaro ya fue condenado a 27 años de cárcel por conspirar contra la asunción de Lula da Silva tras perder las elecciones de 2022, la decisión de este sábado no corresponde a la ejecución de esa sentencia, sino a una medida preventiva por riesgo de fuga. Sus abogados piden que siga en casa, argumentando razones humanitarias, pues el exmandatario arrastra las secuelas de la puñalada que recibió en 2018 y sufre problemas severos como reflujo, hipo incontrolable, desmayos y falta de aire.

Incluso existen precedentes: el expresidente Fernando Collor de Mello obtuvo prisión domiciliaria por motivos de salud, lo que la defensa de Bolsonaro usa como referencia. Sin embargo, el STF ha sido claro: el riesgo de fuga es real, y el próximo lunes los magistrados deberán ratificar o revocar la prisión preventiva en una votación virtual.

Brasil, mientras tanto, observa un nuevo capítulo en la larga saga judicial del personaje más polarizante de su política moderna.


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