En poco más de 15 días la nación de Israel ha suministrado la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19 a casi un 15% de su población, una cifra sin paralelos en el resto del globo terráqueo. Esta odisea sanitaria es obra de un sistema de salud obligatorio y eficacia en la planificación.
El país israelita únicamente es superado en cantidad de vacunados por las potencias de China y Estados Unidos. Israel se encuentra en una campáña de vacunación que tiene como meta ser el primer país en lograr inmunizar a toda su población, que son alrededor casi unos 9 millones de habitantes.
Tras esto surge la incógnita de cómo es posible y por qué Israel logró sacar tanta ventaja en este camino a la inmunización, considerando que ni siquiera está aplicando una vacuna de fabricación local sino la producida por la farmacéutica Pfizer.
La respuesta, dicen algunos expertos se trata de una feroz campaña de vacunación.
Cabe recordar que estamos hablando de un país pequeño, con un sistema de salud de primer mundo, tecnología avanzada y amplia infraestructura.
Israel cuenta con la particularidad de que todos sus ciudadanos están obligados a registrarse a uno de los cuatro proveedores de servicios de salud, que no tienen fines de lucro y son supervisados y parcialmente subvencionados por el Estado.
Todo parece encaminarse para que la nación judía logre una rápida inmunización de población, que actualmente se encuentra confinada por tercera vez.