Perú.- Dos personas murieron este miércoles en choques con la policía en una ciudad de los Andes, en el sur de Perú, mientras la mayoría de protestas que buscan la renuncia de la presidenta, Dina Boluarte, y del Parlamento parecían apuntar a Lima, a donde llegaron vehículos con miles de manifestantes.
Los fallecidos son una mujer de 35 años y un hombre cuya edad no ha sido revelada, informó por teléfono a The Associated Press el doctor Iván Fernández, director de la red de salud de la provincia de Carabaya. Otro hombre estaba herido grave con un “traumatismo torácico abierto” y fue llevado a una unidad de cuidados intensivos, indicó Fernández.
La comisaría de Macusani, la capital provincial, y la sede del Poder Judicial fueron incendiadas, mientras la policía, reducida en número, tuvo que huir en helicóptero, indicaron las autoridades gubernamentales.
Por otra parte, la Defensoría del Pueblo indicó que otra mujer atrapada en los bloqueos en una carretera del norte murió por un paro cardiorrespiratorio. En total se han registrado 53 fallecidos, de los cuales 43 son manifestantes que perecieron en choques con las autoridades, un policía cuyo cadáver quedó calcinado y otros nueve civiles por acciones vinculadas a los bloqueos.
Alistan protesta en Lima
El miércoles, las protestas que buscan la renuncia de Boluarte y del Parlamento comenzaron apuntar hacia la desértica capital en el día de su 488vo aniversario con la llegada de vehículos desde varias regiones andinas.
Cientos de manifestantes se alojaron dentro de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de la ciudad y anunciaron que el jueves participarán de la marcha de los “Cuatro Suyos”, en referencia a las cuatro regiones que conformaban el imperio Inca hasta el siglo XVI y a otra movilización con el mismo nombre ocurrida en el 2000, cuando miles de peruanos desgastaron mediante protestas al gobierno del entonces mandatario Alberto Fujimori (1990-2000), quien renunció meses después.
“Cada día se están uniendo más y la fuerza nace de todas las provincias para sacar a una delincuente que viene atentando contra la vida de nuestros hermanos”, dijo a un camarógrafo de la AP un manifestante que llegó de los Andes, pero que prefirió no ser identificado.
Desde los exteriores de la universidad se podía ver a los manifestantes cocinando ollas comunitarias y colocando pequeños colchones sobre pisos de concreto para descansar. Llegan sobre todo del sur, donde están los tres focos más importantes de las movilizaciones, que han dejado 720 heridos y 50 muertos en más de un mes.
“Lima, que no se había unido para nada a las protestas de la primera fase en diciembre, luego de la masacre de Juliaca ha decidido unirse”, dijo a la AP Omar Coronel, catedrático de Ciencias Políticas en la Pontificia Universidad Católica de Perú, en referencia a lo ocurrido en Juliaca, en la región sureña de Puno, donde el 9 de enero los agentes se enfrentaron a manifestantes que trataban de ingresar al aeropuerto dejando 18 fallecidos, además de un policía muerto.
Coronel indicó que desde hace casi una semana ha habido marchas diarias. Se ve “no solamente en el centro de Lima, sino en el centro financiero, en el centro de las zonas más acaudaladas de la ciudad, como Miraflores, a miles de jóvenes marchando”. Precisó que no son protestas masivas pero “ya tenemos algunos miles de jóvenes marchando diario por esas zonas donde generalmente no hay protestas”.
La policía comunicó el miércoles que había intervenido diversos buses de pasajeros en la entrada sur de la capital. Los agentes detuvieron a uno procedente de la región Apurímac y que tenía frases en contra de Boluarte.
Mientras los manifestantes siguen llegando a Lima, los bloqueos en las vías clave del país continúan, incluyendo en ocho regiones donde hay 94 cortes que afectan a 16 carreteras nacionales, según las autoridades.
Las protestas empezaron cuando Boluarte, entonces vicepresidenta, asumió el poder el 7 de diciembre para reemplazar a Pedro Castillo, el primer presidente de origen rural, quien fue destituido por el Congreso luego de que intentase sin éxito cerrar el Parlamento.
Castillo fue detenido ese mismo día y se encuentra en una cárcel para presidentes en Lima. Según la Fiscalía, el día de su captura se dirigía a la embajada de México para buscar asilo político.