Un ataque del Ejército ruso este viernes contra la estación de tren de Kramatorsk ha matado al menos a 50 personas, cinco de ellos niños, y herido a más de un centenar, cuando cientos de civiles intentaban huir a zonas más seguras del país. La mayoría eran niños, ancianos y mujeres. La ciudad de Kramatorsk, de alrededor de 150.000 habitantes, está en el norte de la provincia de Donetsk, donde se concentran los ataques de Rusia para tomar el control completo de la región de Donbás.
Las fuerzas invasoras rusas eran plenamente conscientes de que la estación es un punto de evacuación hacia el oeste del país, según ha asegurado el Ministerio de Exteriores de Ucrania. “Es el mal sin límites”, ha denunciado el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, sobre el ataque. El mandatario también ha expresado su condena al ataque a través de su perfil de Telegram: “Están destruyendo cínicamente a la población civil. Si no se castiga, nunca se detendrán”. Zelenski ha apuntado, además, en una comparecencia telemática ante el Parlamento de Finlandia, que en la central ferroviaria alcanzada por dos proyectiles no había presencia de militares ucranios.
El alcalde de Kramatorsk, Oleksander Honcharenko, ha estimado que en torno a 4.000 personas, sobre todo, mayores, mujeres y niños, esperaban en la estación la llegada de los trenes. El Ayuntamiento informa de que los hospitales están saturados de heridos y que han tenido que llamar a personal sanitario de otros municipios. “Tenemos muchos casos de personas a las que les están amputando brazos y piernas, tenemos hasta 40 cirujanos trabajando sin parar”. Frente a la estación de Kramatorsk, según las fotografías y vídeos obtenidos por la prensa desplazada a la zona y difundidas en redes sociales, se veían varios automóviles carbonizados y los restos de un misil. El lugar estaba sembrado de maletas abandonadas, vidrios rotos y escombros. El interior de la estación estaba cubierto de sangre.
El brutal ataque contra la población civil en la estación coincide con la visita que realizan a la capital ucrania, Kiev, el alto representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. Borrell ha condenado “enérgicamente” el lanzamiento de misiles contra la estación de Kramatorsk y ha manifestado que se trata de un “nuevo intento de cerrar las rutas de escape para los que huyen de una guerra injustificada, causando sufrimiento humano”.
Por su parte el Kremlin, que desde el pasado 25 de marzo ha situado como prioridad en su estrategia militar la conquista de Donbás, ha negado que sus tropas bombardearan la estación. Han calificado las informaciones de “provocaciones”. En la misma línea, las milicias prorrusas de Donetsk han acusado a Kiev del ataque. “El ejército ucranio ha atacado con cohetes Kramatorsk”, según ha recogido la oficina de defensa territorial de las milicias, citada por la agencia rusa Interfax.
Según los separatistas prorrusos, el ataque fue llevado a cabo con misiles tácticos Tochka-U, cuyos fragmentos cayeron en las inmediaciones de la estación del tren. Varias fuentes progubernamentales rusas han afirmado en Telegram que los ejércitos rusos no tiene a su servicio misiles Tochka-U. En los restos de uno de esos misiles encontrados junto a la estación de Kramatorsk se podía leer la frase escrita en ruso “por nuestros niños”.
Kramatorsk, enclave estratégico
La ciudad de Kramatorsk es un enclave estratégico para la resistencia ucrania en la región, es uno de los últimos puntos de contención que Ucrania mantiene bajo su control en Donetsk. Las tropas rusas se encuentran a su Norte y Este. La toma de esta ciudad será uno de los objetivos principales del Ejército ruso, por lo que se espera que la artillería y los ataques con misiles se intensifiquen. Las autoridades locales de la zona han instado en los últimos días a los civiles a que se vayan mientras sea posible y seguro.
Kramatorsk está a escasos 50 kilómetros de la línea del frente de Izium, donde se está librando una de las batallas más intensas de la guerra. Tras la retirada rusa de Kiev, las tropas de Vladímir Putin están concentrando esfuerzos en ocupar por completo Donbás. La ofensiva rusa en el Este y en el Sur del país ha aumentado en las últimas horas. Se han redoblado los esfuerzos para tomar Mariupol, población portuaria que Rusia y sus aliados separatistas locales controlan en su mayor parte.
Con la caída de Mariupol, Rusia tendría entonces el terreno libre hasta Mikolaiv, es decir, hasta las puertas de Odesa. Precisamente tres misiles rusos procedentes de Crimea impactaron la pasada noche en Odesa, destruyendo “infraestructuras estratégicas” de la principal ciudad portuaria del Mar Negro, según las autoridades militares. Fuentes próximas al Ayuntamiento precisaron a EL PAÍS que el objetivo atacado era una base militar de entrenamiento, en la que también se adiestra a voluntarios extranjeros.
A 130 kilómetros de Odesa, en Mikolaiv, se encuentra el frente Sur de la guerra. El delta de los ríos Bug y Dniéper es un escenario llano en el que la artillería acompaña con una banda sonora constante. Mikolaiv tenía una población antes del conflicto de 480.000 personas, de las que ya han huido más de la mitad. Los convoyes de autobuses evacuando a ciudadanos son regulares cada jornada porque, como indica a este diario un portavoz del Ejército ucranio en la ciudad, cada día se cuentan más de diez impactos de misiles rusos. En uno de los accesos a la localidad, en un barrio residencial, se podía identificar este viernes un misil de medio alcance que no había estallado, y que había sido disparado hacía tres días.
Oleksandr Ratushnyi es un mecánico de barcos residente en Mikolaiv, donde se ubican los astilleros más importantes de Ucrania. Tiene 27 años y la plaza de la Victoria, donde reside, ha sufrido el impacto de varios proyectiles. Tras ver las primeras imágenes del horror en Kramatorsk, la reacción de Ratushnyi es tajante: “Esto no lo hacen personas, esto lo hacen demonios”. “Allí todavía había gente que era partidaria de Rusia”, dice, recordando la proximidad cultural de la provincia de Donetsk con Rusia, “ahora ya no van a encontrar nadie a su favor”.
Ofensiva en el Este
Tres trenes que transportaban evacuados quedaron bloqueados en la región de Donetsk el jueves, después de otro ataque aéreo. La ONG Médicos sin Fronteras había puesto en marcha una línea para trasladar precisamente desde Kramatorsk a civiles necesitados de atención sanitario con destino a Lviv, en el oeste del país. “Estuvimos allí ayer y vimos a cientos de personas abarrotando la estación, tratando de irse”, ha manifestado en Twitter Christopher Stokes, coordinador de Emergencias de esta organización.
“Los hospitales nos habían estado llamando urgentemente para evacuar a sus pacientes en tren. La mayoría procedía de #Sievierodonestk y otras ciudades de #Lugansk. Llegamos justo a tiempo con este tren. Tenemos grandes dudas sobre si podremos volver a evacuar a más personas”.
— MSF Prensa (@MSF_Prensa) April 8, 2022
Según la información de MSF, la mayoría de trasladados a través de su tren medicalizado provenían de Sievierodonestk y otras ciudades de Lugansk, en la región del Donbás. Otra de las organizaciones presentes en Kramatorsk es World Central Kitchen, fundada por el cocinero español José Andrés. Su jefe ejecutivo estaba cerca de la estación cuando tuvo lugar el ataque. Según ha declarado en conversación a BBC, se escucharon entre 5 y 10 explosiones. “Uno de nuestros muchachos en el almacén [de alimentos]”; ha declarado Mook, “dijo que había visto a las defensas aéreas ucranianas interceptar uno de los cohetes. Eran misiles”.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha afirmado este viernes que la “operación especial”, como Moscú denomina la invasión de Ucrania, podría terminar en un futuro próximo ya que sus objetivos se estaban logrando y se estaba trabajando tanto por las tropas como por los negociadores de paz rusos.