Diez años después de la primera retirada, Joe Biden volverá a sacar de Irak a las tropas estadounidenses de combate. Solo un contingente de tamaño aún por determinar permanecerá en la república árabe, exclusivamente en labores de entrenamiento y asesoramiento del Ejército de Irak, para colaborar en la lucha contra los rescoldos de Estado Islámico (EI).
La noticia fue difundida ayer en un comunicado conjunto de los ministerios de Exteriores de ambos países, tras el diálogo estratégico mantenido por videoconferencia por sus titulares, Fuad Husein Bakky y Antony Blinken. Las fuerzas de combate afectadas "serán redesplegadas fuera de Irak", según Washington, que no aclara su destino, ni tampoco el calendario.
"Bagdad y Washington han acordado que no habrá fuerzas de combate estadounidenses en Irak", insistió Al Sahaf. Este precisó que tanto el remanente de EE.UU. como del resto de fuerzas extranjeras aún presentes en Irak -como las españolas- solo deberán permanecer en el país si se integran en bases operadas por el gobierno de Bagdad y con el único objetivo de colaborar en la lucha contra EI.
Tras la masiva invasión de Irak de 2003, el Ejército de Estados Unidos se había retirado prácticamente del todo en 2011, pero Barak Obama decidió su regreso tres años después, para encabezar una Coalición Internacional contra el EI, que había conquistado varias zonas a caballo del este de Siria y del norte de Irak.
Aunque el falso califato fue derrotado en 2017, la coalición extranjera ha permanecido en varias bases del país, aunque su número se ha reducido severamente en los últimos doce meses.
La cuenta atrás empezó con el atentado con dron ordenado en enero del año pasado por Donald Trump, que terminó con la vida de Qasem Soleimani -general iraní- y Abu Mahdi al-Muhandis -comandante de la milicia iraquí- así como otros ocho combatientes apoyados por Irán, que habían sido no menos decisivos en la derrota del Estado Islámico.
Tras una represalia iraní milimetrada contra bases de EE.UU. -sin víctimas mortales- la indignación popular contra la violación de soberanía estadounidense llevó al parlamento iraquí a exigir unánimemente la salida de todas las tropas extranjeras. Tras un incremento de los ataques de milicianos contra sus bases, Donald Trump redujo a 2.500 el número de soldados estadounidenses, a las puertas de su salida. Finalmente, Biden opta por un regreso a algo parecido al status quo en 2011.