Para entrar en bares, restaurantes, cines, teatros, hospitales, trenes de largo recorrido o incluso para tomarse un café en una terraza
El certificado sanitario entró en vigor este lunes en la vida diaria de los habitantes de Francia, para luchar contra el COVID-19 que sigue sin dar tregua.
Para entrar en bares, restaurantes, cines, teatros, hospitales, trenes de largo recorrido o incluso para tomarse un café en una terraza, habrá que mostrar el pase sanitario.
No obstante, habrá una semana de tolerancia con el fin de que las personas encargadas de efectuar los controles a la entrada de los establecimientos se vayan acostumbrando a esta nueva herramienta, que tiene la forma de un código QR, anunció el ejecutivo.
Según datos oficiales, el sábado habÃa en cuidados intensivos mil 510 pacientes frente a los mil 099 hace una semana. El número de hospitalizaciones pasó de los 8 mil 368 del viernes a 8 mil 425 un dÃa después.
"El certificado y el avance de la vacunación deberÃan evitarnos otros toques de queda y confinamientos", subraya el ministro de Salud Olivier Véran.
Requisitos del certificado sanitario en Francia
Varios decretos y órdenes, publicados el domingo en el Diario Oficial, ofrecen precisiones prácticas sobre el certificado.
Para ser válido, el certificado, que ya está en vigor en varios paÃses europeos, debe hacer constar la pauta de vacunación completa, o mostrar un certificado de test positivo de al menos 11 dÃas y menos de seis meses en el caso de que se haya pasado el covid-19. Un test negativo de "menos de 72 horas" también vale.
"Magma de antivacunas"
No se exigirá el certificado si se va al médico de cabecera. En cambio, se exigirá en los hospitales, "pero en ningún caso deberÃa constituir un freno para acceder a cuidados útiles y urgentes", recuerda el ministro.
Cuando los cafés abrieron sus puertas el lunes por la mañana, se observaron los primeros signos de frustración entre los dueños de establecimientos que han tenido que sobrevivir a largos meses de cierre.
"No tienen el certificado sanitario y no hay nada que pueda hacer", dice Mirela Mihalca, señalando a dos clientes que se sentaron en una mesa en un café del centro de ParÃs, pero a los que se negó a servir.
"Algunos lo entienden rápidamente, otros no. Va a ser difÃcil, ¡no somos la policÃa!".
Estas nuevas disposiciones entran en vigor pese a que la movilización contra el certificado y la vacunación obligatoria para el personal sanitario siguió en aumento el sábado, por cuarto fin de semana consecutivo.
Unas 237 mil personas, de ellas 17 mil en ParÃs, salieron a las calles para protestar, según datos del ministerio del Interior.
Buena parte de los manifestantes estaban en contra de la obligatoriedad del certificado, que lo consideran como una "obligatoriedad de vacunarse disfrazada". Consideran la coacción desproporcionada y están preocupados de que un empleador pueda suspender el contrato de trabajo de un empleado que no lo tenga.
En una cafeterÃa del centro de Burdeos, el gerente David Fourton describe la nueva normativa como un "lÃo" que requerirá la contratación de una persona más para realizar los controles.
"Y si rechazamos a los clientes, ¿cuál va a ser la reacción? Seguro que ralentizará las cosas y corre el riesgo de ser un auténtico caos en los momentos de mayor actividad".
El 55% de franceses, con esquema completo de vacunación
El sábado, 44.6 millones de personas habÃan recibido al menos una dosis (el 66.2% de la población total) y 37 millones han recibido las dos (el 55.1% de la población).
El ejecutivo espera llegar a los 50 millones de vacunados con una dosis para finales de agosto. Desde la alocución del presidente, Emmanuel Macron, el 12 de julio, más de 6.8 millones de personas han pedido cita para recibir la primera inyección, asegura su entorno.
Esta semana, el jefe del Estado publicó doce vÃdeos en las redes sociales, que han sido vistos más de 60 millones de veces, para responder a los interrogantes de los franceses e instarlos a que se vacunen.