Los residentes de la provincia canadiense de Terranova, en la costa del país en el océano Atlántico, se despertaron este sábado ante calles llenas de ramas y escombros, arrancados y regados por todas partes luego de los fuertes vientos del huracán Larry.
Larry tocó tierra firme como una tormenta de categoría 1 justo después de la medianoche del viernes a lo largo de la costa sur de la isla, provocando lluvias y llevando vientos de hasta 130 kilómetros por hora (80 millas por hora) a través de la península de Avalon, que incluye la capital provincial de San Juan.
Las calles de la ciudad estaban llenas de ramas el sábado por la mañana, y los árboles habían sido arrancados de raíz y derribados en muchos jardines. Las autoridades de San Juan pidieron a la población permanecer en sus hogares para que las cuadrillas de trabajadores puedan retirar las ramas arrancadas, los cables eléctricos caídos y los escombros dispersos.
“El huracán Larry causó una cantidad considerable de daños en árboles y propiedades en toda nuestra ciudad”, dijo el alcalde de San Juan, Danny Breen, en una conferencia de prensa el sábado.
Sin embargo, comentó, “pudo haber sido mucho peor”.
Una pequeña multitud se reunió en la escuela primaria Mary Queen of Peace el sábado, sacudiendo lentamente la cabeza mientras fragmentos del tejado destrozado de la escuela se agitaban con los vientos restantes. Una gran parte del tejado se desprendió del edificio y quedó en un montón de revestimientos y tablas con clavos en el suelo a cierta distancia.
Cerca de 10 mil clientes en San Juan seguían sin electricidad el sábado por la tarde, de acuerdo con el sitio web de la empresa Newfoundland Power. Horas antes, más de 30 mil clientes en el área metropolitana no tenían luz.
Newfoundland Power señaló que las cuadrillas habían empezado a trabajar desde el amanecer para reparar el tendido eléctrico.