México dio ayer un giro en su política hacia Nicaragua, se distanció de su tradicional postura de abstencionismo y no injerencia en asuntos internos nicaragüenses y respaldó en el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) una resolución que acogió denuncias de que, sin democracia ni libertad, en el país centroamericano se violan los derechos humanos, se intimida y persigue a la disidencia y hay un “uso desproporcionado de la fuerza” policial para reprimir las protestas sociales.
En su sede en Ginebra, Suiza, y con el voto a favor de México y 19 países más, siete en contra y 20 abstenciones, el Consejo creó un grupo de tres expertos para Nicaragua que, con mandato inicial de un año, indagará, recolectará, preservará y analizará información y pruebas sobre las supuestas violaciones y abusos a los derechos humanos e identificará “a sus responsables”. Al expresar “gran preocupación por el deterioro” en Nicaragua de la democracia y por las continuas denuncias de violaciones y abusos de los derechos humanos, el acuerdo mencionó la persistente prohibición de manifestaciones públicas y “el uso desproporcionado de la fuerza y los actos de intimidación y hostigamiento” de la policía “para reprimir las protestas pacíficas”.
El trío investigará los hechos registrados en Nicaragua a partir de que, el 18 de abril de 2018, estalló una ola de protestas antigubernamentales que exigió democracia y libertad y repudió como dictadura dinástica al presidente Daniel Ortega y a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo. México se sumó en el Consejo, entre otros, a Estados Unidos, Reino Unido y Argentina. Bolivia, China, Cuba, Eritrea, Honduras, Rusia y Venezuela votaron en contra.
El gobierno del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, rompió en la ONU la política que mantuvo también en la Organización de Estados Americanos (OEA), aferrado a la no intervención en asuntos internos de otros Estados. “Ojalá [este voto] sea un cambio de posición, una reevaluación de la política exterior de México”, afirmó el abogado chileno José Miguel Vivanco, consultor internacional de derechos humanos y exdirector para las Américas de Human Rights Watch (HRW). “Ojalá esto no sea un simple hecho aislado que obedezca a una necesidad coyuntural. Espero que esto refleje un cambio de la política exterior de México y vuelva México a sumarse a los Estados que entienden que la soberanía de un país no da carta blanca a ningún gobierno para maltratar a sus ciudadanos y violar los derechos humanos, como en Nicaragua”, dijo Vivanco a EL UNIVERSAL.
“Veremos si es un cambio serio que también debería reflejarse en la posición de México ante las violaciones a los derechos humanos en Cuba y Venezuela. Veremos si es una reevaluación seria y responsable de la política exterior de López Obrador o es simplemente un hecho aislado y una excepción el voto de México sobre Nicaragua” en el Consejo, advirtió.
“El tiempo lo dirá, sobre todo porque López Obrador viajará [probablemente en mayo próximo] a Cuba. Veremos si, estando en Cuba, va a continuar con la línea de los aplausos incondicionales a ciertas dictaduras”, explicó desde Washington. “Veo improbable” que, en Cuba, López Obrador “haga lo que [en 2016] hizo [el entonces presidente de EU], Barack Obama, estando en La Habana, donde habló de derechos humanos, libertades públicas y de la necesidad de terminar con la dictadura cubana. Así lo dijo Obama estando en Cuba al lado de Raúl Castro”, presidente cubano de turno, indicó.
Nicaragua rechazó la decisión del Consejo. “Siguen haciendo valoraciones derivadas de intereses económicos y políticos de países imperialistas cuya única finalidad es afectar la dignidad y soberanía de los pueblos”, alegó la procuradora general, Wendy Morales.
El voto de ayer de México causó júbilo en el nicaragüense Arturo McFields, exembajador de Nicaragua en la OEA y quien, el pasado 23 de marzo, intervino en el organismo hemisférico para denunciar a Ortega y Murillo por la represión política. Al día siguiente de romper con el dúo gobernante, el ya exembajador expresó a este diario su dolor “en el alma” porque López Obrador calló ante las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua.
“El voto [ayer] de México significa esperanza para Nicaragua”, declaró McFields a este periódico desde Washington: “Es digno de admirar y agradecer a México. El liderazgo de México en derechos humanos es importante. Con todo mi corazón estoy eternamente agradecido con México. Me da esperanza, porque creo que mi país verá la luz.
“Saludamos esta decisión de México”, recalcó la abogada nicaragüense Vilma Núñez de Escorcia, presidenta del (no estatal e ilegalizado) Centro Nicaragüense de Derechos Humanos. “El voto de México tampoco nos tomó de sorpresa. Hace dos días se sabía que México iba a votar a favor”, reveló a este medio. Adujo que “esperamos que tampoco sea algo momentáneo de México y que sea una actitud sostenida”.