Rusia no da por perdida la región de Kharkiv, de la que tuvo que replegarse en la primera quincena de septiembre, y está concentrando tropas cerca a la zona con la posibilidad de intentar volver a tomar la región, según informaron fuentes del ejército ucraniano.
El ejército de Vladimir Putin, que se vio forzado a retirarse de la segunda ciudad más grande de Ucrania en la contraofensiva local, ha continuado lanzando misiles y drones desde el otro lado de la frontera.
“La situación no es tranquila”, reconoció el general de brigada Sergei Melnik, comandante de la guarnición militar de Kharkiv, en entrevista con el diario británico Telegraph. “En ese lado de la frontera están acumulando un gran número de tropas y equipos, etc. Así que todavía no sabemos lo que van a hacer a continuación”, añadió.
Entre las opciones que analiza, está un desplazamiento hacia Kharkiv o hacia Donetsk. “Pero todavía no lo sé. Cuando empiecen a moverse y a alinearse en formación de batalla, entenderemos hacia dónde van”, dijo.
Los movimientos hacen suponer que Rusia está tratando de reponer sus ejércitos más rápidamente de lo que muchos analistas occidentales sugieren, días después de que Vladimir Putin anuncie una movilización parcial de los reservistas. Se esperaba que la llegada de los nuevos reclutas demore entre dos y tres meses, porque debían ser entrenados, equipados e integrados, pero hay informes que señalan que estarían siendo enviados con apenas un día de preparación, indicó el Telegraph.
Según el análisis del general de brigada Melnik, los nuevos reservistas serán distribuidos en varias unidades para minimizar el riesgo de un motín o de escape. “Si intentan huir, les garantizo que habrá un disparo en la cabeza del primero, del segundo y del tercero. Será un espectáculo de masacre para los movilizados que quieran huir”, apuntó.
En la región, los ucranianos controlan gran parte de la ciudad de Kupiansk, donde se encuentra una importante encrucijada ferroviaria que Rusia solía utilizar para abastecer a sus tropas desplegadas más al sur. Sin embargo, Moscú sigue controlando una estrecha franja de tierra en la orilla oriental del río Oskil, por lo que los ucranianos no pueden avanzar hacia la región de Lugansk, controlada por autoridades prorrusas.
El pasado fin de semana, cayeron unas lluvias tan fuertes que la tarea de las tropas de Kiev se vio entorpecida. “Ya que es difícil avanzar a causa de la meteorología, apuntamos hacia sus vehículos blindados, sus almacenes de municiones y grupos de soldados”, explicó el sábado a la AFP el sargento ucraniano Roman Malyna, en medio de los incesantes bombardeos.
“Los rusos parecen haber conseguido organizar un nuevo frente en el río Oskil”,comentó Olivier Kempf, investigador asociado en la Fundación para la Investigación Estratégica (FRS, por sus siglas en francés). Este frente “es todavía frágil y sigue sometido localmente a los asaltos ucranianos pero más de tres semanas después de la retirada de Izium, aún aguanta, algo que no se podía dar por sentado”.
Y, si bien los ucranianos prosiguen con sus asaltos, “tenemos la impresión de que están actuando sobre todo las fuerzas especiales, lo que explicaría que algunas posiciones conquistadas [en los últimos asaltos] apenas se mantengan y que esto no baste para desequilibrar el dispositivo ruso, que sin embargo es frágil”, consideró.