La política en Perú volvió a sacudirse con fuerza tras la decisión de la Sala Penal Especial de la Corte Suprema, que dio un adelanto de sentencia donde se determinó que el expresidente Pedro Castillo recibe 11 años, 11 meses y 15 días de prisión por el delito de conspiración para rebelión.
No solo él, sino también sus exministros Betssy Chávez y Willy Huerta, junto con el exasesor Aníbal Torres, fueron señalados como parte esencial del intento de ruptura constitucional ocurrido el 7 de diciembre de 2022.
El tribunal sostuvo que existió un acuerdo deliberado para atentar contra el orden institucional, señalando que Castillo aprovechó su posición como jefe de Estado para intentar consolidar un gobierno de emergencia.
El mensaje que lo cambió todo
Aquel día, Castillo apareció en televisión nacional para anunciar la disolución del Congreso, declarar un toque de queda y reestructurar por completo las instituciones judiciales. Según la Sala, estos actos constituyeron una manifestación clara de rebelión, aunque el alzamiento armado no se concretó, por lo que la figura legal aplicada fue conspiración.
El fallo también mencionó que el expresidente habría intentado huir a la Embajada de México tras ser vacado por incapacidad moral, siendo detenido en flagrancia. Por su parte, Betssy Chávez habría ordenado el uso del vehículo oficial para facilitar la salida del exmandatario, pese a haber renunciado previamente al cargo.
Lo que sigue para el caso y el impacto político
Mientras tanto, Chávez recibirá la misma condena que Castillo, y Huerta y Torres enfrentan sentencias idénticas, con posibilidad de suspensión provisional si deciden apelar. El tribunal además absolvió a Castillo del cargo de grave perturbación del orden público al considerar que ya estaba contemplado en la acusación principal, y también quedó absuelto el general Manuel Lozada Morales por falta de pruebas.
El proceso judicial aún continúa, con la notificación formal de la sentencia y posibles apelaciones que definirán el destino final de los implicados. Lo ocurrido aquel diciembre marcó uno de los episodios políticos más tensos del Perú reciente, con protestas, división y un país intentando recomponerse tras un intento fallido de reestructurar todo el poder estatal.










