Esta decisión se produce tras recibir más de 7 millones de turistas en el último año, lo que ha generado problemas como ruido, basura en las calles y preocupaciones sobre la seguridad y la reputación de la ciudad.
República checa.- La capital checa, Praga, ha aprobado la prohibición de los recorridos nocturnos organizados de bares, una medida que busca hacer frente a las molestias provocadas por el turismo excesivo.
Esta decisión se produce tras recibir más de 7 millones de turistas en el último año, lo que ha generado problemas como ruido, basura en las calles y preocupaciones sobre la seguridad y la reputación de la ciudad.
La nueva normativa entrará en vigor en noviembre y estará vigente entre las 10:00 p.m. y las 6:00 a.m. La policía de la ciudad será la encargada de aplicar la prohibición, y los organizadores de recorridos que no cumplan con la orden podrían enfrentarse a multas de hasta 100 mil coronas (aproximadamente 4 mil 300 dólares).
El miembro del Consejo municipal y promotor de la propuesta, Adam Zabranský, destacó que el objetivo no es limitar el consumo de cerveza en el país, conocido por su cultura cervecera, sino evitar el turismo alcohólico barato que ha proliferado en Praga.
Zabranský explicó: “No queremos apoyar el turismo alcohólico barato que, por desgracia, sigue siendo bastante común en Praga”.
Esta decisión se produce después de años de intentos por parte de las autoridades para controlar el impacto de los grupos de turistas, que a menudo son ruidosos y generan desorden en el distrito histórico.
Entre las estrategias anteriores se encontraba el nombramiento de un alcalde nocturno en 2019, cuyo trabajo era mitigar los efectos de la vida nocturna en los residentes, aunque estos esfuerzos no dieron resultados significativos.
Zabranský asimismo destacó la responsabilidad de los propietarios de los bares, quienes, según él, han ignorado las repercusiones que su actividad tiene en la comunidad local. “Los residentes de las áreas más concurridas enfrentan las consecuencias negativas, mientras que los propietarios de los bares que participan en los recorridos obtienen ganancias y no les importan los problemas”.
Esta prohibición es parte de la estrategia a largo plazo de Praga para fomentar el turismo cultural y atraer visitantes que permanezcan más allá de un fin de semana. Las autoridades esperan que esta medida ayude a transformar la imagen de la ciudad y a promover un turismo más sostenible y respetuoso con la comunidad.