Por: Cortesía

Internacional

Rusia pide a civiles en Jersón abandonen la ciudad "inmediatamente"

El pseudogobernador prorruso de Jersón aseguró hoy que las tropas de la Z defenderían la ciudad ocupada "hasta el último hombre". Viendo lo que valen las palabras del Kremlin en esta guerra, no es de extrañar que pongan en marcha la retirada. De hecho, hoy mismo los rusos pidieron a todos los civiles que quedaban en sus calles que abandonaran la ciudad "inmediatamente".

De hecho, para la inteligencia británica, esta retirada "ordenada" de la orilla oeste del río Dnipro (Dnieper, en ruso) ha comenzado ya y se extenderá durante semanas. Habrá que ver si es cierto. Lo que sí es cierto es que las tropas ucranianas cada día liberan nuevas aldeas y ciudades en su avance hacia la capital de esa región, ocupada por los rusos desde los primeros días de guerra.

Los primeros miembros de la Legión Georgiana, batallón de voluntarios de ese país que combate en el lado ucraniano, ya llegaba a las puertas de Mylove. Rebasada esta ciudad la resistencia ya tendrá a tiro de artillería Nova Kajovka, donde está la presa que los rusos aseguran que será volada por los ucranianos y a la inversa.

Los próximos días serán clave para saber si los rusos consiguen mantener esta posición precaria o cae antes del invierno, lo que supondría otro golpe a la "Operación Militar Especial" de Putin, de derrota en derrota al margen de gestos propagandísticos y ataques a las infraestructuras civiles.

En las últimas 24 horas Rusia volvió a enviar drones suicidas y misiles contra las centrales eléctricas de Ucrania. De 33 misiles de crucero lanzados, 18 fueron derribados antes de llegar a su destino. En algunas regiones, como Kiev, la defensa antiaérea se aplicó con precisión, pero en otras tuvieron más éxito, como Odesa, Lutsk o Kobel, que quedaron temporalmente a oscuras. Por momentos, toda Ucrania estuvo en alerta. Puede ser el peor ataque de infraestructuras civiles de toda la invasión. Este tipo de acciones constituyen un crimen de guerra. Las ciudades del país apagan de noche sus farolas para ahorrar energía y compensar aquellos lugares en los que no puede producir electricidad por los ataques.

Las bombas cortaron este sábado la energía a 1,4 millones de ucranianos. El objetivo, como también ha reconocido Moscú, es crear una gran disrupción en la población civil a las puertas del invierno que provoque "una catástrofe humanitaria no vista desde la Segunda Guerra Mundial", como definió el primer ministro ucraniano Denys Shmyhal.

El estado ucraniano está preocupado por las demoras en la entrega de material antiaéreo por parte de sus aliados, así como de munición, que se va terminando. Alemania ha aprobado el envío urgente de cuatro radares para ayudar a la defensa aérea a localizar objetivos. Kiev reclamó también el envío de generadores para compensar los cortes de energía.

El resto del frente no se movió pero sí pasaron cosas: los rusos continuaron sus ataques frontales en el Donbás, especialmente en el área de Bakmut y Soledar, sin ningún resultado tras dos meses de golpearse contra sus defensas. En el norte, región de Svatove, los ucranianos están terminando la rotación de una gran parte de su personal y se preparan para reactivar su ofensiva. El ejército de Ucrania sigue con sus planes pese a los ataques contra las estructuras civiles de Moscú, a sabiendas de que el viento sopla a su favor en el campo de batalla.