Foto: Cortesía

Internacional

Servicios de salud sexual y reproductiva deberían ser esenciales en medio de pandemia de COVID-19

La doctora Maura Laínez es médica en el proyecto de Médicos Sin Fronteras (MSF) que se encuentra en el departamento de Cortés de Honduras, una zona de transporte y donde se ubica uno de los puertos más grandes de Centroamérica. El departamento fue una de las primeras áreas en el país que fueron afectadas por la COVID-19 y ahora tienen al menos el 45 por ciento de los casos confirmados.

Laínez creció en San Pedro Sula y ahora trabaja con MSF en el proyecto de Choloma desde hace dos años. Choloma es la tercera ciudad más grande de Honduras y una de las áreas con más densidad de población del departamento de Cortés. La ciudad atrae a gente de todo el país para trabajar en las maquilas, pero los bajos salarios y malas condiciones laborales significan que continúan viviendo en pobreza.

La violencia es generalizada, y las mujeres y niñas se encuentran en gran riesgo. El país aún no cuenta con un protocolo de atención médica integral para sobrevivientes de violencia sexual. Teniendo en cuenta esto, en 2017, MSF comenzó actividades en la Clínica Materno Infantil de Choloma. Es un edificio rosa rodeado de palmeras. Hoy en día es la única clínica de maternidad en la ciudad que ofrece servicios de parto y emergencias las 24 horas.

La doctora Laínez habla sobre como la respuesta al COVID-19 ha reducido el acceso a servicios de planificación familiar a las mujeres: El COVID-19 se está esparciendo muy rápido en Honduras, hay casi 20 mil casos. El 17 de marzo el Gobierno estableció cuarentena absoluta, que significa que todas las fronteras se encuentran cerradas, no hay transporte público, y con excepción de trabajadores esenciales, solo se puede salir de casa cada dos semanas dependiendo del número de la credencial de identidad.

Pero las calles se ven llenas, muchas personas viven día a día y no tienen la opción de quedarse en casa. Es difícil ver a padres y madres de familia que no tienen suficiente dinero para comprar dos semanas de comida. Tienen que debatir entre hacer dinero y exponerse al virus, o quedarse en casa con hambre.

Adaptándose a la cuarentena

Usualmente trabajo en el equipo comunitario de MSF, vamos a diversos centros de salud y escuelas de Choloma para otorgar pláticas de promoción de salud, realizar consultas a mujeres y a trabajadoras de la salud, y también para informar de los servicios gratuitos de la clínica de MSF. Estamos muy conectadas con la comunidad, pero la cuarentena hizo que MSF suspendiera el programa comunitario, así que tuvimos que encontrar una manera para continuar el trabajo desde casa.

Con los protocolos establecidos por el Gobierno, hemos creado un servicio de teleconsulta donde los pacientes nos llaman y las apoyamos por teléfono. Con este nuevo servicio tratamos de alcanzar a todas las personas que necesiten apoyo y no puedan ir a los centros de salud o tengan miedo de ir a causa de la pandemia.

Es un reto el no tener los expedientes de los pacientes enfrente de mí, pero pregunto sobre su historia médica. Una vez que la consulta por teléfono está completa, escribo una receta y se las mando vía WhatsApp y después ellas tienen que buscar un lugar para encontrar los medicamentos, lo cual es difícil en especial si son anticonceptivos.

Al principio de la cuarenta se ordenó a hospitales y clínicas, excepto nuestra clínica en Choloma, parar los servicios que no fueran de emergencia. Y de acuerdo a la Secretaría de Salud los servicios de salud sexual y reproductiva no son de emergencia. También movieron personal médico lejos de pequeñas comunidades para trabajar en la respuesta al COVID-19, otros se tienen que quedar en casa debido a su edad o por condiciones de salud que pueden ponerlos en riesgo si están en contacto con el virus, y entre 30 y 40 por ciento de los trabajadores de salud de la comunidad han contraído la enfermedad.

MSF suministra de equipo de protección personal a todo el personal de la clínica materno infantil, pero las personas que trabajan en los centros de salud de la comunidad tienen que comprar su propio equipo, que cada vez se encarece más. Entonces, no es sorprendente que estas clínicas estén completamente cerradas.

La única opción

Pero solo quiere decir que nuestra clínica es la única donde pueden encontrar el servicio de salud sexual y reproductiva en Choloma. También es la única maternidad del área. La otra donde las mujeres pueden tener su parto se encuentra a 35, 40 minutos de distancia en San Pedro Sula. También algunas mujeres tienen miedo de ir a los hospitales porque actualmente son centros de tratamiento de COVID-19 y están saturados.

Durante la cuarentena nuestra clínica ha estado abierta las 24 horas, pero la semana pasado 18 personas de nuestro personal fueron puestos en cuarentena en casa por tener síntomas relacionados con el padecimiento, así que reducimos nuestros servicios, como cuidado prenatal para mujeres con embarazos sin riesgo.

Continuamos con la mayor parte de otros servicios que incluyen planificación familiar y partos. De hecho, el promedio de partos aumentó de 55 a 75 por mes, incluso cuando es casi imposible trasladarse de cualquier lugar durante la cuarentena, sin servicios de transporte público, sin servicios de ambulancia y la gente no cuenta con auto propio.

También establecimos una carpa afuera de la clínica, para mantener la sana distancia y continuar con los servicios de planificación familiar. Empezamos a entregar a las mujeres un número mayor de suministros de anticonceptivos, como píldoras, ya que esta es la única clínica que sigue proveyendo este servicio en estos momentos.

Creo que es completamente indignante que a las mujeres no tengan acceso a la planificación familiar en este momento, es un servicio esencial. Honduras es uno de seis países a nivel mundial donde el aborto es completamente ilegal. No solo eso, sino que la pastilla anticonceptiva de emergencia es prohibida.

Incluso si una mujer ha sido violada o si el posible embarazo significa que tendrá que abandonar la escuela o perder su trabajo, el aborto y la anticoncepción de emergencia son ilegales. Incluso si no puede darse el lujo de alimentar a su hijo, o si ella misma es una niña.

Un servicio de salud ignorado

La planificación familiar es siempre un servicio esencial, especialmente para las mujeres en Honduras. No es solo un derecho, sino que es una decisión que toman las mujeres: cuándo, cómo y si queremos tener un bebé o no. Es frustrante para las mujeres no tener acceso a esto durante la cuarentena, y es frustrante para mí como médico, no poder ayudarlas.

Anoche una paciente me llamó llorando. Ella me dijo que fue al centro de salud comunitario para su cita de atención de anticoncepción, pero estaba cerrado. Ella me dijo: "No quiero otro bebé y mi esposo no quiere otro bebé". Y si quedo embarazada, él me dejará. Esas historias son realmente difíciles de escuchar.

Espero que podamos continuar brindando el servicio de telemedicna incluso después de la pandemia. Si podemos expandirlo, podremos llegar a muchas más mujeres que no pueden llegar a una instalación médica.

Pero las necesidades son mayores que la atención que MSF puede proporcionar, y siento que el acceso de las mujeres a la salud sexual y reproductiva durante la pandemia, especialmente la planificación familiar, no se está tomando en cuenta como una emergencia real o como esencial.

Es como si retrocediéramos. No proveer planificación familiar a las mujeres en estos momentos y siempre es como quitarle el poder que tenemos sobre nuestros cuerpos, el poder de elegir si queremos un bebé o no. Parece que estamos caminando hacia atrás y perdiendo todo por lo que luchamos.