Ciudad de México.- El Titán llevaba aire respirable para unas 96 horas cuando zarpó alrededor de las 6:00 de la mañana del domingo (hora local) en el Atlántico Norte. Eso fijaría un plazo límite para el rescate entre las 6:00 de la mañana y las 8:00 de la mañana de este jueves, según información dada a conocer por los guardacostas estadounidenses y la compañía que organizó el viaje.
La búsqueda del sumergible que desapareció durante una expedición a los restos del Titanic se acercaba este jueves para intentar salvar a las cinco personas que había a bordo. Los expertos recalcaron que ese era un cálculo impreciso, y el tiempo podría alargarse si los pasajeros habían tomado medidas para conservar el aire. Tampoco se sabe si seguían con vida tras la desaparición del vehículo el domingo por la mañana.
Frank Owen, un experto en búsqueda y rescate de submarinos, señaló que la cifra de suministro de oxígeno es un “objetivo” útil para los rescatistas, pero sólo se basa en una “cantidad nominal de consumo”. Owen dijo que el buzo a bordo del Titán probablemente está aconsejando a los pasajeros “hacer cualquier cosa para reducir sus niveles metabólicos para que realmente puedan extender ese tiempo”.
El extremo entorno donde buscaban al Titán
Los rescatistas enviaron más barcos a la zona de la desaparición con la esperanza de que los sonidos detectados bajo el mar por segundo día consecutivo pudieran ayudar a reducir su búsqueda en la urgente misión internacional. La zona cubierta se ha ampliado a un área del doble del tamaño de Bahamas, en zonas con hasta 4 mil 20 metros de profundidad.
La desaparición del Titán se declaró el domingo por la tarde unos 700 kilómetros al sur de San Juan, Terranova, cuando se dirigía al lugar donde descansa el emblemático crucero hundido hace más de un siglo. OceanGate Expeditions, una compañía de exploración submarina, documenta el deterioro del pecio y el ecosistema submarino que ha florecido en el lugar con viajes anuales desde 2021.
Para este jueves por la mañana se terminaba la esperanza de encontrar con vida a los tripulantes del sumergible. Aún había muchos obstáculos: no sólo localizar el sumergible, también llegar hasta él con equipo de rescate y llevarlo a la superficie, asumiendo que siguiera intacto. Y todo eso debía ocurrir antes de que se acabara el oxígeno de los pasajeros.
El capitán Jamie Frederick, del Primer Distrito de la Guardia Costera, dijo que las autoridades aún tenían esperanza de salvar a los cinco tripulantes. “Esta es 100 por ciento una misión de búsqueda y rescate”, señaló ayer.
La zona norte del Atlántico donde el Titán desapareció el domingo es propensa a la niebla y las tormentas, lo que la convierte en un entorno extremadamente difícil para llevar a cabo una misión de búsqueda y rescate, afirmó Donald Murphy, oceanógrafo que trabajó como científico en jefe de la Patrulla Internacional de Hielo de la Guardia Costera.
La esperanza que había para salvar al Titán
Entre tanto, se conocieron advertencias significativas sobre la seguridad del vehículo que se habían expresado durante el desarrollo del sumergible. Frederick dijo que, si bien los sonidos que se detectaron ofrecieron la posibilidad de reducir el área de búsqueda, aún no se ha determinado su ubicación y fuente exactas. “No sabemos qué son, para ser franco”, afirmó.
Carl Hartsfield, capitán retirado de la Marina y actualmente director del Laboratorio de Sistemas Oceanográficos de Woods Hole, dijo que se ha descrito a los sonidos como “ruidos de golpes”, pero advirtió que las cuadrillas de búsqueda “tienen que poner todo el panorama en contexto y eliminar fuentes potenciales hechas por el hombre que no sean el Titán”.
El reporte resultó alentador para algunos expertos porque a las tripulaciones de submarinos que no pueden comunicarse con la superficie se les enseña a golpear el casco de sus navíos para ser detectados por el sonar.
La Marina de Estados Unidos dijo el miércoles en un comunicado que enviaría un sistema especial de salvamento naval capaz de sacar del mar “objetos grandes, voluminosos y pesados, como aviones o buques pequeños”.
A bordo del Titán iba el piloto Stockton Rush, director general de la empresa organizadora de la expedición, OceanGate. El resto de los pasajeros eran el empresario británico Hamish Harding, el magnate Shahzada Dawood y su hijo Sulaiman, así como el aventurero francés Paul-Henri Nargeolet, mejor conocido como “El señor Titanic”, un hombre dedicado a estudiar la tragedia del Titanic.