Foto: Cortesía

Artículo

9 de diciembre: Día internacional contra la corrupción: ¿Como califica México?

El Índice de Estado de Derecho del World Justice Project 2020 presenta un panorama del Estado de derecho en 128 países.

Los resultados para México son especialmente PREOCUPANTES.

En el ranking que mide la ausencia de corrupción en el gobierno, México ocupa el lugar 121 de 128. O sea, nuestro país está dentro de los 10 países más corruptos del mundo

Este factor toma en cuenta tres formas de corrupción: sobornos, influencias indebidas por intereses públicos o privados, y la apropiación de fondos públicos u otros recursos.

Por debajo de México sólo aparecen Kenia, Madagascar, Bolivia, Uganda, Camerún, Camboya y República Democrática del Congo.

De acuerdo a este informe, la corrupción, la seguridad y la justicia penal son las áreas que requieren mayor atención en México.

El 64,7% de los mexicanos cree que las políticas del actual Gobierno están sirviendo para reducir la corrupción frente a un 32% que cree lo contrario, según una encuesta de SIMO Consulting.

De acuerdo a Transparencia Mexicana

9 de cada 10 mexicanos considera que la corrupción es frecuente o muy frecuente

En México, 4 de cada 10 ha pagado para acceder a la atención de la salud y las escuelas

7 de cada 10 están dispuestos a apoyar acciones contra la corrupción

La policía y los políticos son las profesiones más corruptas

El 98% de los casos de corrupción, quedan impunes

CONTEXTO INTERNCIONAL

El 31 de octubre de 2003, la Asamblea General aprobó la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, que entró en vigor en diciembre de 2005, y pidió al Secretario General que designara a la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) como la secretaría para la Conferencia de los Estados Parte de la Convención.

Para crear conciencia sobre el mal que causa la corrupción y difundir el valioso papel de la Convención a la hora de luchar contra ella, la Asamblea también designó el 9 de diciembre como Día Internacional contra la Corrupción.

Los mexicanos perciben la corrupción de dos formas

La corrupción de ellos, que se refiere a la corrupción de los políticos y los poderes fácticos

La corrupción de nosotros, es percibida como una forma aceptable de justicia social o redistribución de riqueza.

¿Qué es la corrupción?

La palabra corrupción, del término latín corruptio, encierra diferentes significados que van desde la acción de dañar, sobornar o pervertir a alguien.

La corrupción se presenta en diferentes niveles. Desde el conductor que paga para evitar una multa hasta las empresas que pagan a funcionarios públicos para obtener la concesión de una obra por la que ganarán grandes cantidades de dinero.

TODAS estas acciones son perjudiciales para la sociedad y NO son exlcusivas de la clase política. El soborno, el tráfico de influencias, la extorsión y el fraude son prácticas propias de la corrupción y constituyen un delito.

Corrupción y COVID

La corrupción aumenta en tiempos de crisis y la actual pandemia global no es la excepción.

Los países en todo el mundo han tomado medidas significativas para hacer frente a la emergencia sanitaria y evitar un colapso económico mundial.

Se han movilizado miles de millones en fondos para equipo médico y dar una red de seguridad económica para la población y los negocios que están en peligro.

La necesidad de respuestas urgentes, sin embargo, obligó a algunos Estados a negociar el cumplimiento, la supervisión y la rendición de cuentas para lograr los impactos rápidos que se requerían, creando así importantes oportunidades para la corrupción.

Únicamente con medidas eficaces para combatir la corrupción será posible lograr una mejor recuperación; al mismo tiempo destaca que la recuperación inclusiva del COVID-19 sólo puede lograrse con integridad.

México y la corrupción

Después de años de éxitos importantes, transformaciones y reformas históricas en el combate a la corrupción, el tema se encuentra en un momento crítico, más aún por la emergencia provocada por la pandemia.

El gobierno en turno ha renunciado a la lucha sistemática, institucional e integral a la corrupción, para convertirla en una simple referencia discursiva y en un arma política contra adversarios incómodos. Es importante reconocerlo y decirlo. En los 8 meses de pandemia hemos tenido ya innumerables escándalos de corrupción.

El Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) y sus autoridades no han sido los actores relevantes en el tema que esperábamos. Pero están ahí, por lo menos desde el plano formal. Las distintas reformas que crearon al SNA siguen intactas y vigentes. Los órganos que lo componen mantienen sus capacidades legales y sus funciones constitucionales, y tenemos que utilizarlo.

La pandemia ha generado enormes riesgos en todo el ejercicio de gobierno.

Desde las contrataciones públicas hasta la distribución de los recursos y la atención de enfermos. Vienen retos enormes como la compra de las futuras vacunas y los eventuales tratamientos de la enfermedad, además del acceso al sistema de salud pública y la ayuda para la recuperación económica.

La apuesta por las instituciones sigue siendo una condición indispensable, que no sólo debemos mantener, sino redoblar esfuerzos en ella. Esa es la recomendación de la ONU y diversas organizaciones internacionales.

La corrupción como epidemia

Es una grave amenaza de las democracias. La sociedad civil organizada y los medios de comunicación independientes son los únicos que pueden exponer la corrupción, informar a la sociedad y poner sobre la mesa una agenda completa, integral y eficaz, para acabar con los pactos de impunidad de la clase política. La obligación de los ciudadanos en este estado de emergencia es estar más pendientes que nunca.

TODOS tenemos responsabilidad:

Decir NO

DENUNCIAR ante instituciones

ORGANIZARSE para resistir

PARTICIPAR en la discusión

EXIGIR justicia

“La corrupción es criminal e inmoral, y representa la máxima traición a la confianza pública. Es aún más perjudicial en tiempos de crisis, como está ocurriendo ahora en el mundo con la pandemia por el COVID-19. La respuesta al virus está creando nuevas oportunidades para explotar la supervisión débil y la transparencia inadecuada, desviando recursos que debían estar destinados a personas que se encuentran en su momento de mayor necesidad.” Antonio Guterres, Secretario General de la ONU

 

Temas relacionados: