Foto: Cortesía

Artículo

¿Cansancio constante? Podrías tener anemia y no saberlo

La anemia es más común de lo que parece y suele confundirse con un simple cansancio. En realidad, es una falta de glóbulos rojos o hemoglobina en la sangre, lo que impide que el oxígeno llegue bien a los órganos.


Cuando esto pasa, el cuerpo se queda sin energía y aparecen síntomas como fatiga, palidez y dificultad para respirar.
Según la Clínica Universidad de Navarra, la anemia puede tener muchas causas: desde falta de hierro, vitamina B12 o ácido fólico, hasta enfermedades crónicas, trastornos autoinmunes o hemorragias internas.
Si no se trata a tiempo, puede volverse crónica o severa, afectando órganos vitales. De hecho, la OMS estima que más de 1,600 millones de personas en el mundo viven con anemia, siendo más común en mujeres jóvenes y niños.

Síntomas que suelen pasar desapercibidos

Detectar la anemia no siempre es fácil porque al principio no da señales claras. Pero cuando avanza, el cuerpo empieza a mandar avisos que no conviene ignorar.
Entre los síntomas más frecuentes, la Mayo Clinic destaca:

  • Cansancio o debilidad constante.
  • Falta de aire incluso con poco esfuerzo.
  • Piel pálida o amarillenta.
  • Mareos, palpitaciones o dolor de pecho.
  • Dolores de cabeza y manos frías.

Muchas personas se enteran de que tienen anemia al donar sangre o en un chequeo rutinario. Por eso, si sientes agotamiento inexplicable, vale la pena hacerte un análisis para revisar tus niveles de hemoglobina.

Tratamientos y consejos para prevenir la anemia

El tratamiento depende de la causa, pero casi siempre incluye mejorar la alimentación y reforzar los nutrientes esenciales.
Estas son algunas de las opciones más comunes:

  • Suplementos de hierro, vitamina B12 o ácido fólico, bajo indicación médica.
  • Eritropoyetina, una hormona que estimula la producción de glóbulos rojos, usada en casos más graves.
  • Transfusiones de sangre o trasplante de médula ósea, cuando hay una anemia severa o de origen medular.

Además, mantener una dieta equilibrada con alimentos ricos en hierro como espinaca, lentejas, hígado, carne roja y cereales fortificados, puede marcar la diferencia.

La clave está en no ignorar el cansancio extremo, los mareos o la piel pálida. Con un diagnóstico oportuno y tratamiento adecuado, la anemia se puede controlar y tu energía volverá a la normalidad.