Conoce la historia de este sencillo invento que ha logrado salvar miles de vidas
Gracias a estos tiempos turbulentos que se viven hoy en día debido a la pandemia contemporánea que ha causado el nuevo Coronavirus la mascarilla o cubrebocas se ha vuelto un accesorio vital para todo ser humano que habite en la segunda década del siglo XXI.
Aunque parezca difícil de creer el conocimiento sobre la propagación de patógenos que desencadenan enfermedades respiratorias es relativamente reciente, ya que fue a mediados del siglo XIX cuando se descubrió como los gérmenes y virus puedes propagarse de un ser a otro mediante compartir un mismo espacio de aire.
Fue poco tiempo después cuando en el lejano oriente se demostró la utilidad de una mascarilla que tenía la tarea de cubrir la mitad de la cara, esto con el fin de evitar el contagio causado por un mal viral. Lamentablemente el cubrebocas nació en medio de una de las tantas pandemias que ha azotado a la humanidad.
En 1910 el todavía imperio chino, vivía una epidemia que en ese entonces fue denominada con el nombre de “Peste China” esta se trataba de un brote de peste neumónica, tras la alta mortalidad que estaba demostrando esta variante de labacteria Yersinia Pestisse temía que se pudiera propagar a las ciudades más importantes del continente asiático o que llegara a deparar a tierras europeas.
Tras esto un doctor nacido en Malasia y formado en la Universidad Cambridge de nombre Wu Lien Teh, viajó a Manchuria (centro de la epidemia) para convencer a sus compañeros de profesión que esta propagación del patógeno que estaba acabando con miles de vidas se lograba mediante el aire sin la intervención de algún otro factor externo.
Por ello Wi Lien trató de imponer el ideal que tanto enfermos, civiles y cuerpo médico debían portar en todo momento una mascarilla quirúrgica que cubriera su nariz y boca para poder frenar o disminuir la serie de contagios en la localidad oriental, en un principio la mayoría de la gente no creía en que dicha medida podría evitar disminuir el número de enfermos, pero gracias a una excelente campaña de concientización y por los resultados en que científicamente se demostraba la protección y fiabilidad que podía causar este escudo facial ante los microorganismos malignos fue en que se pudo parar el brote de peste gracias a la invención de este pequeño “salvavidas”