Por: Cortesía

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El kilo de mango llega a costar más de 4 mil pesos mexicanos en Japón y esta es la razón de su precio

La fruta es uno de los alimentos básicos en la alimentación de los seres humanos, pues tienen bondades inmensas para nuestro organismo, sin embargo, no en todas partes están a la mano debido a factores diversos que complican su adquisición.

Tal es el caso del mango en Japón, donde -ya de por sí- es muy caro comprar fruta pero no vas a creer lo mucho que cuesta hacerte de unos cuantos kilos de dicho alimento pues cuesta nada más ni nada menos que 230 dólares, es decir, 4 mil 132. 79 pesos mexicanos.

Así es, como leíste bien, el mango cuesta más de 4 mil pesos en Japón cuando en México podemos encontrarlo hasta en 60 pesos, aunque todo dependerá de la región, el tipo y el lugar donde lo adquieras, sin embargo, el costo sigue muy por debajo del que oscila en Japón.

Y es que dicha fruta no suele darse en ambientes fríos, requiere el calor para que la cosecha sea próspera, por ello es que un hombre llamado Hiroyuki Nakagawa puso manos a la obra y a base de experimentos creó mangos en su granja Otofuke para venderlos es la isla de Hokkaido, o bien, exportarlos.

El hombre se 62 años vive en la región nevada de Tokachi y jamás imaginó que iba a generar los mangos más caros en el planeta. Aunque no siempre se dedicó a esto, pues anteriormente estaba en el negocio del petróleo y fueron los altos costos de este combustible lo que le hicieron contemplar otras opciones de ingresos. Este tipo de mango resulta mucho más dulce que los convencionales y la textura de la fruta es más suave de lo normal.

¿Por qué es tan caro este mango?

Así que fundó Hakugin no Taiyo, que en español quiere decir “Sol en la nieve”, la empresa con la que vende estos mangos que se dan en medio de la nieve y las aguas termales onsen. Lo que hace es 'engañar' a la fruta para que no florezca antes de tiempo y eso lo logra al resguardar nieve que enfría los invernaderos para luego calentarlos con el agua termal.

De esta manera la fruta puede madurar en medio del frío y esto abona a no utilizar pesticidas, ya que no tiene problemas con los insectos, el moho es otro problema menos por la poca humedad del clima y además no batallan con la mano de obra, pues hay poco trabajo en época invernal.

Al empresario ya le llovieron las ofertas de trabajo, pues no sólo lo contactan famosos chefs, si no también empresas para crear sabores de te lo más naturales posibles, aunado a las exportaciones que realiza, de manera que este negocio ha resultado mejor de lo que pudo imaginar. Sin embargo, Nakagawa ahora tiene la mirada puesta en otra fruta: el durazno, pues asegura que lo prefiere sobre el mango.