Las redes están llenas de vidas “perfectas” y cuerpos “ideales” que, siendo honestos, muchas veces son irreales o 100% filtrados.
Según la doctora Ana María Balboa Verduzco, del IPN, esta exposición constante puede convertirse en un factor de riesgo para desarrollar trastornos alimentarios, sobre todo en adolescentes que todavía no tienen la madurez para diferenciar lo real de lo editado.
Los mensajes, dietas extremas y estándares imposibles que circulan ahí dañan la autoestima, distorsionan la imagen corporal y empujan a hábitos súper nocivos.
Los estragos psicológicos de vivir bajo presión digital
Cuando alguien se engancha con estos ideales falsos, la mente puede empezar a jugar muy chueco. La especialista explica que pueden surgir ansiedad, depresión, pensamientos completamente distorsionados sobre el propio cuerpo e incluso ideas suicidas.
A nivel físico, los efectos no son menores: desde daños neurológicos y problemas cardíacos, hasta desgaste dental por vómitos frecuentes y alteraciones hormonales como la suspensión de la menstruación. Todo esto se alimenta de comparaciones constantes y la obsesión por encajar en un estándar imposible.
Qué hacer cuando ya hay señales de alarma
La atención debe ser integral y con mucha paciencia. La Terapia Cognitivo-Conductual suele dar muy buenos resultados. Para papás, cuidadores o amigos, es clave detectar señales como aislamiento, frustración, tristeza o cambios repentinos en el peso. También ayuda muchísimo fortalecer la convivencia familiar y buscar espacios al aire libre que bajen la presión estética.
Si la persona necesita apoyo inmediato, está disponible la Línea de la Vida: 800 911 2000.
El bienestar no depende de likes ni tallas; se construye con una relación sana con la comida, alimentación equilibrada, agua, ejercicio moderado y un entorno que te abrace. Y si vives en CDMX y tienes entre 12 y 29 años, puedes acudir al Injuve, donde dan terapia psicológica y asesoría nutricional sin costo.
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