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¿Tu hijo ya puede tomar leche de vaca? Esto dicen los expertos

Una de las dudas más comunes entre mamás y papás es cuándo introducir la leche de vaca en la alimentación de los niños.

De acuerdo con especialistas y con la Academia Americana de Pediatría, la recomendación actual es clara: la leche de vaca debe ofrecerse a partir de los 12 meses de vida y no antes.

Durante el primer año, la leche materna sigue siendo el mejor alimento, ya que cubre todas las necesidades del bebé y lo protege contra diversas infecciones. Incluso después de los seis meses, cuando se inicia la alimentación complementaria, la lactancia continúa aportando energía, proteínas, grasas, calcio y defensas naturales.

Antes del año, el sistema digestivo del bebé no está listo para procesar la leche de vaca, lo que puede provocar molestias intestinales, deficiencia de hierro o sobrecarga renal. Por eso, introducirla de forma anticipada no es recomendable y puede afectar el crecimiento saludable.

Cantidades recomendadas y tipo de leche ideal

Una vez que el niño cumple 12 meses, su organismo ya tiene la madurez suficiente para digerir alimentos más complejos. En esta etapa, se recomienda ofrecer leche entera y pasteurizada, ya que la grasa que contiene es clave para el desarrollo cerebral, además de aportar calcio y vitamina D para fortalecer huesos y dientes.

La cantidad ideal está entre 400 y 500 mililitros al día, es decir, no más de dos tazas. Un error frecuente es ofrecer demasiada leche y usarla para sustituir comidas completas, lo cual puede desplazar otros alimentos importantes, sobre todo los ricos en hierro, y aumentar el riesgo de anemia infantil.

Lo mejor es ofrecer primero la comida y después la leche, siempre sola, sin agregar azúcar, chocolate o saborizantes. Estos productos fomentan el gusto por lo dulce desde edades tempranas y aportan calorías innecesarias.

Recomendaciones finales y otros lácteos

Es importante recordar que la leche de vaca no aporta todos los micronutrimentos que el niño necesita, como hierro, vitamina E y ácidos grasos esenciales, por lo que debe formar parte de una alimentación variada y equilibrada. A partir de los dos años, si el pequeño tiene una dieta adecuada, puede comenzar a consumir leche descremada.

También es clave distinguir la leche natural de otros productos lácteos. El yogur natural y el queso fresco pueden incluirse en la dieta infantil, siempre y cuando no tengan azúcares añadidos ni exceso de sodio. Leer etiquetas y sellos de advertencia ayuda a tomar mejores decisiones.

Cada etapa tiene su alimento ideal. Elegir cuándo y cómo ofrecer la leche de vaca es una forma sencilla pero poderosa de cuidar la salud y el desarrollo de tus hijos. Ante cualquier duda, acudir con un nutriólogo materno infantil siempre será la mejor opción.