Ciudad de México.- El Popocatépetl ha tenido en jaque a miles de personas que viven cerca del volcán o que de alguna manera resultan afectadas por la caída de ceniza, la cual provoca afectaciones a la salud, según indica la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Aunque la actividad ha ido en declive, aún existen algunas alertas, entre ellas la posibilidad de que caiga lluvia ácida en la Ciudad de México o alguno de los otros estados cercanos a Don Goyo.
Y aunque en muchas ocasiones este tipo de preocupaciones surgen por cosas que la gente dice, la posibilidad de la lluvia ácida es real, pues las erupciones volcánicas (incluso la expulsión de cenizas) liberan algunos químicos a la atmósfera que pueden originarla, según informa National Geographic, que indica que este tipo de precipitación pluvial son aquellas que presentan elevadas concentraciones de ácido sulfúrico y nítrico. También puede manifestarse en forma de nieve, niebla y partículas de material seco que se posan sobre la Tierra.
En Puebla ya ha ocurrido este fenómeno a causa de la actividad volcánica del Popocatépetl, justo cuando el coloso despertó en 1993. Por ello se teme que se repita en estos momentos en los que ha estado teniendo explosiones continuas, que han cubierto de ceniza varios municipios del estado.
Pero esta situación no se limita solo a Puebla, pues el viento arrastra las cenizas y los estados más cercanos -Ciudad de México, Morelos, Tlaxcala y el Estado de México- también son proclives a presentar este fenómeno. Aunque no son los únicos, pues de acuerdo con previsiones, los vientos arrastrarán una gran cantidad de ese dióxido de azufre hacia estados como Tabasco, Oaxaca, Veracruz, Chiapas, y probablemente Campeche y Yucatán.
Consecuencias de la lluvia ácida
Como casi todo lo que tiene que ver con la actividad humana, la lluvia ácida tiene consecuencias nocivas para el medio ambiente, pues reduce la resistencia de los árboles y plantas a las bajas temperaturas, la acción de insectos y las enfermedades. Los contaminantes también pueden inhibir la capacidad arbórea de reproducirse.
Además, la lluvia ácida puede afectar también a la salud humana. "Determinadas concentraciones de estos compuestos de azufre y nitrógeno de la atmósfera pueden penetrar a los sistemas respiratorio y cardiovascular, dando como resultado enfermedades o incluso la muerte", indica la Universidad Complutense de Madrid (UCM).