En una carta publicada tras una reunión en Panamá, los religiosos pidieron a los gobiernos y a los responsables de la violencia que cesen sus acciones.
Los obispos de San Marcos y Huehuetenango en Guatemala, San Cristóbal de Las Casas en Chiapas, y la Pastoral de la Movilidad Humana de la Conferencia del Episcopado Mexicano, emitieron un contundente pronunciamiento exigiendo el fin de la violencia en la región.
En una carta publicada tras una reunión en Panamá, los religiosos pidieron a los gobiernos y a los responsables de la violencia que cesen sus acciones.
Denunciaron que comunidades de Chiapas como Chicomuselo y Comalapa han sido convertidas en campos de batalla por la disputa territorial entre grupos criminales, forzando a los habitantes a convertirse en escudos humanos y sometiéndolos a un terror constante.
Los obispos destacaron que, a pesar de las advertencias sobre la falta de condiciones para las elecciones extraordinarias programadas para el 25 de agosto en varios municipios de Chiapas, la violencia persiste y es exacerbada por intereses económicos y políticos.
En su llamado directo a los perpetradores, afirmaron: “¡Paren! Los seres humanos no son objeto de deshecho. La vida es sagrada, la sangre derramada clama al cielo y el corazón no olvida la sangre que nos salpica.”
La violencia ha dejado un saldo alarmante de desplazados, desaparecidos y asesinados en la región.