El investigador señaló que no ha habido casos documentados en los que narcotraficantes hayan enfrentado la pena máxima por narcotráfico, a menos que estén involucrados en homicidios.
Javier Oliva, investigador y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aclaró que, a pesar de las acusaciones que enfrenta Ismael Zambada García, no hay un registro que permita la pena de muerte para narcotraficantes ante las autoridades estadounidenses.
En una entrevista, Oliva criticó a las autoridades mexicanas y estadounidenses por centrarse únicamente en las redes de narcotraficantes y la corrupción en México, mientras el menudeo en espacios públicos en Estados Unidos se vuelve cada vez más común. "Esto cuenta con la complicidad de las autoridades locales en EE.UU., en los condados, alcaldías o incluso en los estados que conforman la unión americana", afirmó.
Destacó que, aunque Zambada podría proporcionar información valiosa durante sus audiencias, considera poco probable que enfrente una sentencia de muerte. "El sistema judicial penal de EE.UU. no siempre responde lógicamente a las acusaciones y al acusado", añadió.
El investigador también señaló que no ha habido casos documentados en los que narcotraficantes hayan enfrentado la pena máxima por narcotráfico, a menos que estén involucrados en homicidios, los cuales son más propensos a conllevar la pena de muerte.
Asimismo, advirtió que el proceso judicial podría ser extenso, especialmente si se considera la derogación de la pena de muerte en Nueva York, donde se podría dar una disputa entre autoridades federales y estatales. A pesar de las declaraciones del juez Brian Cogan sobre la posible pena de muerte para Zambada, Oliva mencionó que algunos narcotraficantes, como Vicente y Reynaldo Zambada, han logrado apelar sus sentencias y convertirse en testigos protegidos, viviendo en EE.UU. bajo nuevas identidades y disfrutando de sus fortunas.
Finalmente, Oliva enfatizó que el proceso será largo y mediático. "Incluso, en casos de sentencias a muerte, el reo puede esperar de 10 a 15 años antes de la ejecución, lo que sugiere un periodo dilatado, especialmente dada la cantidad de información que Ismael Zambada podría tener", concluyó.