La reducción de la jornada laboral a 40 horas ya no es un rumor perdido entre propuestas legislativas: es una decisión firme y respaldada directamente por la presidenta Claudia Sheinbaum, quien desde la Mañanera del Pueblo soltó la bomba laboral del sexenio.
Durante su conferencia, instruyó al titular de la STPS, Marath Baruch Bolaños, a explicar cómo y cuándo llegará este cambio que millones de trabajadores llevan años esperando. Y sí, viene con todo, pero será gradual para no desbalancear a empresas ni alterar los ritmos productivos del país.
Bolaños detalló que la transición inicia en 2027 y concluye en 2030, con una disminución escalonada que baja dos horas por año hasta llegar al nuevo modelo de 40 horas semanales, ahora planteado como estándar constitucional.
Cómo funcionará realmente la reducción de horas
El plan se resume en cuatro escalones muy claros: 46 horas en 2027, 44 en 2028, 42 en 2029 y finalmente 40 en 2030. Según la STPS, esto dará tiempo suficiente para reorganizar turnos, redistribuir cargas laborales y permitir que empresas y trabajadores se adapten sin caos.
Un punto clave es que los salarios y prestaciones quedan totalmente protegidos. No habrá recortes disfrazados ni “ajustes necesarios”. Además, por primera vez se plantea una prohibición absoluta de horas extra para menores de edad, algo que muchos colectivos laborales ven como un avance indispensable.
El 2026 funcionará como una especie de año puente para planear, reacomodar roles y preparar la estructura interna antes de que los cambios sean obligatorios.
Cambios legales, límites y nuevas reglas para proteger al trabajador
Como toda reforma profunda, este proyecto también implica modificar la Constitución y la Ley Federal del Trabajo, lo que pasará por una revisión legislativa completa en el Congreso de la Unión y, en su caso, en los congresos estatales. Se espera que el Senado reciba la propuesta en los próximos días, aunque el debate formal quedará para el siguiente periodo.
Otro punto fuerte del paquete de reformas es la incorporación de límites más estrictos a las horas extra. La regla será simple: ningún trabajador podrá pasar de 12 horas totales al día, incluyendo jornada regular y tiempo extra, y cualquier hora adicional deberá ser voluntaria y pagada al doble, como marca la ley. Con esto se busca frenar abusos, garantizar descanso real y evitar jornadas maratónicas disfrazadas de productividad.
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