Una mujer armada, de apariencia discreta pero bien maquillada, perpetró un asalto violento a un grupo de socias del banco Compartamos, despojándolas de aproximadamente $50 mil pesos en efectivo en una vivienda ubicada sobre la privada 7 Norte, en la colonia La Libertad, Puebla.
Modus operandi: la confianza como puerta de entrada
De acuerdo con los testimonios, las víctimas se encontraban reunidas para hacer la entrega del dinero a una gestora de la institución financiera. Como parte de su rutina, una de ellas prestaba su domicilio como punto de encuentro, donde colocaban un cordón en la puerta como señal de acceso.
La presunta ladrona, quien ya conocía esta dinámica, aprovechó la rutina para ingresar sin forzar la entrada cerca de las 13:50 horas del miércoles.
"¿Qué onda, chiquitas?": el asalto con burla y violencia
La mujer —de unos 35 años, tez morena, complexión delgada, y aproximadamente 1.50 m de estatura— portaba una sudadera oscura, jeans, mochila negra, y vestía con maquillaje llamativo. Tras ingresar, desenfundó un arma de fuego y, con tono burlón, soltó la frase: "¿Qué onda, chiquitas?", para luego amenazar a las presentes y exigir el dinero en efectivo.
Tras tomar el botín, la asaltante guardó el dinero en su mochila y salió caminando con calma, como si nada hubiera pasado.
Huida coordinada con cómplice en vehículo sin placas
Según testigos, la mujer escapó hacia la avenida 8 Poniente y posteriormente tomó rumbo a la 9 Norte, donde la esperaba un vehículo compacto color azul, sin placas, presuntamente conducido por un cómplice. Ambos huyeron sin dejar rastro.
Sin detenidos, pero con denuncia en curso
Aunque las autoridades fueron notificadas de inmediato, no se logró la detención de los responsables. Las afectadas fueron orientadas para presentar la denuncia formal ante la Fiscalía General del Estado, con el fin de iniciar la carpeta de investigación correspondiente.
La creciente frecuencia de delitos cometidos por mujeres y la facilidad con que los delincuentes acceden a información confidencial sobre rutinas financieras, reflejan una preocupante vulnerabilidad en la seguridad comunitaria.
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