Puebla, Pue.- En este panorama de pandemia, el cuidado de la salud es imprescindible, por lo que es vital realizar una campaña educativa con respecto al nuevo etiquetado frontal de los empaques de alimentos y bebidas no alcohólicas, para que el consumidor lo entienda y se traduzca en una mejor salud, nutrición y la baja en los índices de obesidad señaló Héctor Ruiz Espinosa, investigador y coordinador del Colegio de Ingeniería en Alimentos, de la Facultad de Ingeniería Química de la BUAP.
Destacó que el nuevo etiquetado es un tema complejo, el cual incluso en la Universidad se ha sometido a discusiones académicas de cómo abordar correctamente dicha modificación a la Norma Oficial Mexicana 051, puesta en marcha desde el año pasado.
“Lo que se busca es encauzar la nutrición de la población -específicamente hablando de alimentos procesados- hacia alternativas más saludables. Hay que darle tiempo a la Norma y generar una estrategia de todos los actores: academia, gobierno, industria y asociaciones médicas, para bajar el índice de obesidad, así como la incidencia de enfermedades degenerativas y asociadas con una mala alimentación”, indicó.
De la misma forma, agregó, si no se hace algo, los costos médicos de tratar el sobrepeso y la obesidad, que se estima prevalece en el 70 por ciento de la población adulta mexicana, son del rango de miles de millones de pesos, lo que impactará negativamente en el sector salud y las finanzas públicas.
Ruiz Espinosa enfatizó que si en este momento se realizará un sondeo entre la población consumidora acerca de qué tanto le entiende al etiquetado frontal y a los sellos que indican que el consumo excesivo del producto es dañino por su alto contenido en calorías, azúcares, grasas saturadas, grasas trans o sodio, seguramente entre 60 y 70 por ciento no tendría una idea muy clara.