Puebla.- Sin importar si la relación está reconocida por las leyes, si la pareja esté casada o se presente una unión libre, los principales agresores de las mujeres que derivan en violencia y hasta en feminicidio son los esposos, concubinos, novios o exnovios y hasta pretendientes.
De acuerdo con el análisis denominado “El Amor también es Político”, realizado por Ana Laura Gamboa Muñoz, responsable del Observatorio de Violencia Social y de Género (OVSG) del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría (IDHIE) de la Universidad Iberoamericana Puebla, al menos 4 de cada 10 mujeres mayores de 15 años han sido víctimas de algún tipo de violencia en su relación de pareja.
Dentro de su unión, legal o no, las mujeres son víctimas de violencia y, entre las más recurrentes, se encuentran la psicológica, la económica y la física; en medio de un problema de normalización de expresiones como la humillación, los insultos y los celos hacen difícil romper el ciclo de violencia.
“Las mujeres podrían percibir que están viviendo en una situación de violencia y, sin embargo, no denuncian. No es tan sencillo salir de esa relación por todo el ámbito cultural o comunitario que está alrededor de ellas”, destacó la especialista.
La edad de mayor vulnerabilidad para las mujeres es la adolescencia, momento en el que corren mayor riesgo de sufrir violencia por parte de la pareja, principalmente debido a la falta de estrategias para establecer límites.
A la par, las mujeres adultas también son susceptibles de caer en dinámicas dañinas porque se presenta la violencia en forma estructural, resaltó la responsable del Observatorio de Violencia Social y de Género de la Ibero.
Ante el panorama, Gamboa Muñoz exhortó a trabajar en el consentimiento y redefinir el amor de pareja desde la escucha activa hacia los demás para tener una visión integral de situaciones que pueden ser dañinas y, eventualmente, pedir ayuda.
“El soporte colectivo juega un papel clave en estos procesos, pues en la medida en que más mujeres reconocen y denuncian las violencias, los círculos de violencia pueden romperse desde la colectividad”, añadió la investigadora.
Para la investigadora, el amor en la pareja significa percibir las características personales y encontrar la manera de articularlas con otras personas para caminar hacia la libertad y la compañía, siempre respetando la individualidad de los demás.
“La apuesta y la lucha es por seguir construyendo relaciones amorosas en las que reconozcamos nuestros principios y fundamentos. Ese es el amor que nos va a conducir a otros”, finalizó la investigadora.