Tlaxcala, Tlax.- El Centro de Investigaciones Interdisciplinarias Sobre Desarrollo Regional de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (CIISDER-UATx) está impulsando un modelo agroecosistémico centrado en las prácticas agroculturales tradicionales. El objetivo es priorizar los saberes locales relacionados con formas de vida arraigadas y la aprovechamiento de la naturaleza a través de prácticas alimentarias sostenibles. Este enfoque recupera técnicas de producción amigables con el medio ambiente, como el sistema milpa y el metepantle, fundamentales para la sostenibilidad.
La conferencia del Dr. Ricardo Romano sobre gastronomía tradicional
Durante la conferencia "Saberes y Sabores: El rescate de los conocimientos tradicionales en la gastronomía tlaxcalteca", el Dr. Ricardo Romano Garrido, miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII), destacó la importancia de elaborar propuestas de intervención para favorecer el aprovechamiento sustentable del agave. Esto incluye el aprendizaje comunitario y la recuperación de los saberes bioculturales de la región de Tlaxcala y Puebla.
Recuperación de alimentos tradicionales para la soberanía alimentaria
El Dr. Romano propuso recuperar alimentos tradicionales como maíces criollos, agaves salmiana, hierbas y hongos silvestres, frijol criollo, calabazas y plantas medicinales. Estos alimentos no solo promueven la soberanía alimentaria, sino que también contribuyen a la mejora de la salud y a la dignificación de los campesinos.
Fomentar un cambio en los sistemas alimentarios
El investigador subrayó que es urgente cambiar la forma en que se producen los alimentos. La soberanía alimentaria implica valorar a los productores locales, recuperar sistemas alimenticios autóctonos y rechazar los monocultivos industriales. A través de la preservación de los saberes tradicionales, se busca mejorar la salud pública, fortalecer la economía local y proteger el medio ambiente.
Beneficios para las comunidades rurales
Este enfoque no solo busca recuperar tradiciones gastronómicas, sino también contribuir a la economía familiar a través del consumo de comida típica y antojitos mexicanos, en lugar de alimentos procesados. Se espera que estos cambios contribuyan a una alimentación sana, sostenible y respetuosa con el medio ambiente, mejorando la calidad de vida en las comunidades rurales.