Ruta Ganadera impulsa la fiesta brava y el turismo en Tlaxcala

La experiencia va más allá del espectáculo taurino. Aquí, las y los visitantes pueden recorrer las haciendas, admirar su arquitectura, caminar por extensas tierras de campo y conocer cómo vive el toro bravo en libertad. Se trata de un acercamiento directo a una tradición profundamente arraigada en Tlaxcala, pero desde una visión turística, cultural y respetuosa.

Tradición, respeto y turismo cultural para todos

Ante los cuestionamientos sobre el impacto de los movimientos antitaurinos, el secretario fue claro: el gobierno estatal y la Secture respetan todas las opiniones, pero seguirán respaldando una tradición centenaria que ha pasado de generación en generación en muchas familias tlaxcaltecas.

Uno de los símbolos más importantes de esta tradición es la plaza de toros Jorge “El Ranchero” Aguilar, considerada por autoridades y aficionados como una de las más bellas del mundo por su arquitectura única y su torre con campanario. Para la Secture, la fiesta brava también es identidad, historia y patrimonio cultural.

Lo importante es que no es obligatorio presenciar corridas de toros. La ruta está pensada incluso para personas que no son aficionadas, pero sí interesadas en la historia, el campo, la cultura y las tradiciones de Tlaxcala.

Ganaderías legendarias, gastronomía e historia viva

La Ruta Ganadera inició este año con el objetivo de mostrar qué es una hacienda ganadera, su historia y su papel en la crianza del toro bravo. Incluye a cuatro de las ganaderías más legendarias de México, todas ubicadas en Tlaxcala, donde además se puede degustar gastronomía local, recorrer el casco de las haciendas y conocer relatos que forman parte de la memoria del estado.

Destaca la hacienda de Tenexac, que data del siglo XVIII, así como otras que, aunque ya no crían toros, se han convertido en atractivos turísticos, como Soltepec, famosa por haber sido locación de la película La Escondida, protagonizada por María Félix y Pedro Armendáriz.

Con esta ruta, Tlaxcala apuesta por un turismo cultural, histórico y de experiencia, donde la fiesta brava se entiende desde sus raíces y no solo desde el ruedo.